extra three.

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TaeMin y JiHoon Kim-Park, 2 años de edad.

Nota: antes de empezar quería decir algo sobre la edad de los bebés en éste capítulo. Yo sé que los bebés comienzan a hacer esas cosas un poco más pequeños, como al año-año y medio, pero quise utilizar ésta edad porque se me hacía tierno. Aunque igual depende mucho del niño y la estimulación que le den los papás. Es todo, pueden leer :)

Las cosas entre la pareja de ésta historia iban bien. De hecho, muy bien. Claro, tenían pequeñas discusiones como en toda relación, aveces por falta de dinero, falta de tiempo como pareja por los bebés, o la más común: celos.

TaeHyung odiaba de sobremanera como la gente, tanto hombres como mujeres se le quedaban mirando más de un segundo a su novio de ojos azules, centellantes. Y es que JiMin había recuperado su figura y, de muy buena manera. Sus caderas y cintura se habían acentuado más, sus piernas se hicieron unos toques más regordetas y definidas, por último, una pequeña pancita adornaba su estomago. Cosa que le daba un ápice más sexy. TaeHyung amaba en demasía el cuerpo del castaño, tanto, que podría pasarse horas, días o quizá semanas admirando el delicioso cuerpo curvilíneo de JiMin.

Pero es obvio que ningún noviazgo con hijos es fácil, ni mucho menos perfecto.

Un domingo común, JiMin despertó con la cama vacía, sintió raro. Él todas las mañanas se levantaba antes que todos, despertando después a TaeHyung. Hablaban, pasaban tiempo juntos, se besaban, esperando a que sus dos retoños abran los ojitos dando comienzo a un nuevo día.

Una vez ya bien despierto, restregó las manos en su rostro, agudizó su oído y logró escuchar unas voces provenientes de la planta baja de su hogar. Levantándose de la cama, caminó en dirección al armario para sacar un pequeño pants de lana. No bajaría con pequeños bóxers negros y la camisa de la fraternidad a la que pertenecía TaeHyung en su universidad, la cual llegaba no más allá de medio trasero ¡Y sí! ¡Hasta los chefs entraban a las fraternidades! No, eso sería de mala educación. Aseó su cara y dientes, ya listo, bajó.

—Buenos días, JiMin —saludó SeokJin, quien estaba sentado a un lado de la pequeña EunJi.

—Buenos días. ¿Dónde está TaeHyung? —preguntó con tono aún adormilado— ¡Pero mira a quien tenemos aquí! ¡La pequeña Mia! —exclamó con emoción el castaño.

—Fue arriba por los gemelos.

—¡No! —gritó la niña enojada con los brazos cruzados— ¡Mia no peteña!

JiMin sintió la envidia en el pecho. No era una envidia mala, al contrario, sentía gusto de que la hija de sus mejores amigos pudiera hablar. Pero era inevitable no sentirla cuando sus hijos eran unos cuantos meses mayores que ella y no hacían más que balbucear. Sus pequeños habían cumplido los dos años tres meses hace unos días atrás. TaeHyung le decía que esperara, que todo venía a su tiempo, y que, seguro cuando los bebés comenzarán a hablar no pararían de parlotear hasta caer tendidos en sus camas.

—Hola, bebé —habló el hombre de cabello rizado a sus espaldas, con un mellizo en cada brazo.

JiMin sonrió en respuesta y se acercó a TaeHyung para poder tomar a un bebé. Con JiHoon en los brazos, el castaño se sentó en unos de los sillones con su bebé. El mellizo más pequeño se acomodó en el pecho de su padre, cerrando sus ojitos, tratando de conciliar el sueño. TaeHyung dejó a TaeMin en la alfombra para que jugará con la hija de SeokJin.

EunJi (o Mia para los amigos) era una niña muy activa, no sabía caminar al igual de los gemelos, pero gateaba como una bala, y al momento de juntarla con TaeMin eran una bomba, eran casi inseparables. JiHoon era el que no les seguía mucho el juego, habían veces en las que JiMin notaba que su bebé se intimidaba por lo tan extrovertida que era EunJi.

𝐛𝐚𝐛𝐢𝐞𝐬 𝐟𝐨𝐫 𝐦𝐢𝐧𝐧𝐢𝐞 [𝐯𝐦𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora