—Tengo demasiado sueño para seguir, creo que beberé Machiatto.
—No son ni las diez y ya quieres beber uno ¿Tanto te encanta el café?—preguntó Ray al otro lado del teléfono.
—¿Acaso no es obvio? Le tome un gran gusto desde que comencé la universidad.
Eso era cierto, antes odiaba el café o eso pensaba él, pues nunca había probado siquiera una gota de este, tampoco es que tuviera muchas ganas, pero cuando entró como estudiante de Biología, su desprecio desapareció y comenzó a beber cualquier tipo de café que lo ayudara a quedarse despierto, lo que termino convirtiéndose así en su nuevo gusto.
O como lo llamaba Ray, una obsesión.
Ray estudiaba Economía, sus facultades no estaban lo que se decía cerca, ambos se conocieron por amigos en común, de inmediato se cayeron bien y compartieron números y cuando podían, pasaban tiempo.
Siguieron hablando por teléfono hasta que el chico pelinegro tuvo que colgar porque había llegado a su trabajo.
Aunque le encantaba pasar su tiempo libre, no le fascinaba estar solo casi todo ese tiempo, pues su mejor amigo tenía un trabajo de medio tiempo, por lo que valoraban su poco tiempo juntos, pensó varias veces si debía tener una mascota, pero esa idea siempre se veía frustrada porque en el dormitorio no permitían animales y tampoco tendría tiempo para cuidar de uno, por lo que simplemente desistía de ello, así que para matar el tiempo, él caminaba por la ciudad viendo todo tipo de cosas que las calles le ofrecían, era una linda forma de perder horas pero no era la más divertida.
Mientras veía Instagram, una historia en particular llamo su atención, era un anuncio publicitario para un café, por mera curiosidad, entró al perfil y pudo contemplar las fotos del lugar y de lo que ofrecían en el lugar.
Tenía tantas ganas de visitar el lugar, que decidió pasar las ultimas horas de su día en aquel café, tomo su chaqueta y su mochila y salió del edificio de los dormitorios de varones, para su suerte, ese lugar no estaba tan lejos de su facultad, pensó que eso era un alivio pues así no tendría que preocuparse mucho por el tiempo.
No hizo más de 10 minutos caminando cuando llego al café, a primera instancia, se veía un lugar pequeño, pero al entrar, quedo totalmente fascinado, las luces y las plantas le daban ese toque mágico, eligió la mesa que estaba al fondo del lado derecho, se sentó y espero a que le tomaran su orden.
—¿Dónde estuvo este lugar toda mi vida?
Una chica de pelo corto se acerco a la mesa.
—¡Bienvenido a Café Luna! Aquí esta nuestra carta y el especial del día es el que se ve en la pizarra, es un placer atenderle.—sonrío.
—Gracias.
Reviso la carta unos minutos y seguía sin poder decidirse.
—Me siento mal, no se que elegir y la estoy haciendo perder tiempo.
—No se preocupe, pero si me permite, podría traerle algo especial de la carta, ¿Le parece bien?
—Estaría perfecto, muchas gracias.—sonrió Norman.
La chica asintió y fue por fin a la cocina, Norman estaba observando la decoración del lugar, a él le fascinaban las cosas de ese estilo, por eso él creía algunas veces que su personalidad era un cliché.
Emma no tardo mucho en aparecer con la bandeja para Norman.
—Aquí está, este es un especial de la casa, este café es Café bombón, citando a varios de nuestros clientes, es uno de las joyas del lugar.
—Confiare en ti...—no sabía su nombre.
—Emma, puede llamarme Emma
Ambos no pudieron ocultar la sonrisa, Emma se despidió y siguió trabajando como normalmente lo hacía, Norman siguió tomando su café bombón, lastimosamente, no pudo disfrutar mucho de este, tuvo llamado urgente, pago como pudo, antes de dejar el lugar, pudo observar a Emma, escribiendo una nueva frase en el pizarrón, su caligrafía le pareció muy bonita, pero no tanto como ella.
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Besos y café | Noremma
FanfictionNorman es fanático del café, un día, encuentra un anuncio de una cafetería retro y decide ir a visitar, sin saber que no saldrá de ahí solo con un buen sabor de boca. -La imagen que utilice en la portada no es mía, créditos a su respectivo autor. -H...