Cierra los ojos con fuerza, cerrando la puerta tras él con su espalda. Sus ojos arden en señal de que está a punto de desbordarse en llanto.
No está seguro del cómo se alejó de todos entre tanta multitud, ni el cómo llegó a ese lugar al que no se ha dado ni el gusto de saber dónde ni qué es exactamente.
Dejó a todos atrás como pudo cuando supo que todos sus intentos de mantenerse en pie eran infructíferos. Recuerda levemente el cómo le llamaron por su nombre para saber a dónde iba, pero no contestó, simplemente se fue entre la oscuridad y las extrañas luces de colores que algún demente decidió poner para esa fiesta.
Respira un par de veces tratando de tranquilizarse, sabe que no logra hacerlo, pero al menos se ha evitado un incontrolable llanto. Talla sus ojos quitando cualquier rastro de lágrimas y al fin es capaz de mirar a su alrededor.
Aparentemente se había encerrado en un baño de la casa, genial. Ahora se convertiría en un protagonista de película adolescente.
Puede escuchar la música amortiguada por las paredes, al igual que las voces, risas y golpes de los demás invitados y no invitados a la fiesta.
Ha decidido no encender la luz, debido a qué hay una ligera luz púrpura gracias a una decoración en la pared que le es suficiente para ver y no caer por un descuido; pero es incapaz de mostrar excesivos detalles de su reflejo. El cual, ni quiere ver durante el resto de la noche.
Coloca el seguro de la puerta y avanza un paso en el baño de tan solo 2x3 metros del diminuto espacio, que sospecha, se trata del baño de invitados.
Rápidamente se encuentra con su reflejo, se sujeta con fuerza del mármol de la pileta y se odia por verse tan miserable. Aprieta sus dientes y siente un nudo crearse en su garganta al estar reteniendo un grito de frustración y odio que desea escapar; desea hacerlo, quiere gritar, quiere llorar y lanzar todo tipo de objetos en contra de las paredes y hasta contra la cara de ese mal nacido.
Pero, sobre todo, desea golpearse a sí mismo por dejar que él aún controle con tanta facilidad su vida. Siendo que, habían decidido acabar con todo hace dos meses, en realidad, él había decidido acabar con todo y deshacerse de todo como si sus sentimientos y sus recuerdos se tratarán de basura inservible.
Ahora, tiempo después en qué fingió encontrarse bien frente al mundo y sus amigos, encontró el peor momento y lugar para caerse a pedazos.
En un maldito baño de una fiesta de universidad con medio mundo tras esa puerta divirtiéndose a diferencia de él.
Cuando sus amigos le dijeron que debía ir a esa fiesta de cumpleaños de alguien que no puede ni recordar su nombre con ellos para divertirse después de tanto tiempo sin hacerlo, supo que no era buena idea, en lo absoluto. Sin embargo, ahí estaba, solo tuvo dos horas de supuesta diversión mientras todos bebían, reían y bailaban sin coordinación. Esta seguro que Mingyu en sus descuidos de torpe bailarín ya ha tirado cientos de objetos al suelo.
Seguramente Sooyoung ahora mismo está bebiendo como un loco y ocasionando que Seokmin se sienta terriblemente incómodo con lo cariñoso que suele ponerse cuando bebe en exceso. Le gustaría estar con ellos, riendo como ellos lo hacen, pero no puede. No cree soportar más ruidos y gritos cuando no se siente bien.
Las náuseas y el llanto lo han orillado a correr al primer lugar que encontró antes de tener que toparse con cierta persona que le hizo caer en semejante tormenta emocional.
La música va cambiando y los gritos y charlas siguen ahí, por lo que nada ha es diferente. No queriendo llevar la cuenta de cuántas canciones han pasado, simplemente ha decidido sentarse sobre la tapa de váter a esperar qué ya no tenga tantas ganas de romper en llanto.
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Another old song
FanfictionLa música suena ahogada por las cuatro paredes de ese diminuto baño donde Seungkwan se ha refugiado para descansar. Odia que alguien pueda controlar su estado de ánimo de ese modo. Su corazón duele como si este se fundiera dentro de su pecho, desea...