Y último.

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—Sunoo, ¿Eres feliz?

—Sunoo, ¿Eres feliz?

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Cuatro años antes.

Luego de abandonar Seul las lágrimas finalmente habian dejado de salir, pero el dolor en su corazón pesaba tanto como su jaqueca, su rostro ardia en rojo culpa del reciente llanto y su nariz se encontraba irritada por las veces que paso su buso por esta para detener los mocos. Se sintió liberado cuando pudo entrar a Suwon y la nostalgia golpeó sus recuerdos, su niñez y parte de la adolescencia vivida junto a su familia, abuelos y Jungwon, junto a Jay, se pudo sentir cuando respiró el frio aire de su ciudad natal, observaba por segundos el paisaje de las rutas hasta el comienzo de los grandes edifios, junto a las casas de monótonos o alegres tonos.

Vio la hora, estas siendo las 8am, y se apuró a sacar su teléfono, ignoró las miles de llamadas de su ahora ex prometido y ex mejor amigo para proceder a teclear el nombre del pelinegro, siendo éste Jungwon el cual a los segundos atendió como si ya hubiese esperado su llamado con anticipación.

—Estoy afuera, Wonie.—Fue lo primero que dijo Sunoo, su garganta se encontraba muy seca por lo que tosio unos segundos preocupando al chico de la línea.

—¡Voy!—Chillo antes de cortar y pararse de su cama junto a su novio, el cual también esperaba con ansias al chiquillo rubio, para luego correr hasta la puerta principal para encontrarse a Kim sacando sus maletas, Jay no tardo en socorrerlo.—¡Sunsun, te extrañé!—Fue lo que mencionó cuando sus ojos se encontraron, no dijo nada de su deplorable aspecto, ya sabia porque estaba alli, con anterioridad su mejor amigo le advirtió que caeria en cualquier momento luego de romper con su prometido. Lo estrechó en sus brazos y Sunoo lo sintió, toda la pesadez que vivió atra ves de la calidez de su amigo, no pudo evitar querer llorar de nueva cuenta pero se contuvo.

—Tambien te extrañe.—Susurró, Yang hizo un leve puchero porque odió escuchar esa simple palabra con tanto tormento, un lamento tan vulnerable envuelto en una llama de furia, pudo presentirlo con solo tenerlo entre sus brazos y es que desde niños pudo percibir hasta lo mas mínimo en su querido menor, no por algo son mejores amigos, aunque al principio se sintió ofendido cuando el rubio mencionó a Beomgyu pero no le dio importancia.—Entremos, Jay llevará tus cosas.—No sonó a una demanda, el castaño ya estaba movilizando las maletas hasta la casa, con una hermosa sonrisa amistosa por parte de la pareja. Sun pudo sentirse en paz cuando aspiró el aroma a vainilla del aromatizante, el cálido ambiente que gritaba amor en esas azuladas paredes y los miles de cuadros, señalando en ellos lindos momentos ya sea compartidos, en familia o de la pareja.

—Te llevaremos a tu habitación.—Dijo Jongseong pidiendo que lo siga con un leve movimiento con su cabeza, Sun aún enganchado de su mejor amigo siguió al castaño hasta la segunda planta entrando al primer cuarto de ese pasillo, un sencillo dormitorio con una cama para una persona, armario y mesita de noche, amoldado entre un caluroso amarillo y blanco, todo gritaba simple y vintage, algo muy del estilo del rubio.

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