La historia sigue a Inuyasha Taisho, un estudiante de la escuela Shikon no Tama, quien lucha por pasar de año. A pesar de recibir ayuda de su novia Kagome Higurashi y sus amigos, Inuyasha constantemente olvida lo que estudia. Las cosas se complican...
Era un sábado caluroso en Tokio. Los pajarillos cantaban alegremente en los vecindarios mientras los vecinos hacían sus tareas cotidianas.
En la residencia Higurashi, Kagome hablaba por teléfono con su amiga Rin.
-Hola, Rin, ¿cómo has estado? -preguntó Kagome al contestar la llamada.
-Muy bien, Kagome, gracias por preguntar. Oye, ¿cómo te fue ayer explicándole las lecciones a Inuyasha? ¿Logró entender algo? -respondió Rin con curiosidad.
Kagome suspiró frustrada. -Para ser sincera, no creo que haya aprendido absolutamente nada. Es tan terco y se distrae con facilidad. Te juro que a veces quisiera golpearlo -se quejó en voz alta.
Rin soltó una risita. -No me sorprende, pero no te desanimes. Estoy segura de que con más práctica podrá mejorar. Por cierto, hablé con Sango hace un rato y dijo que no tenía planes para esta tarde. Estaba pensando que podríamos salir las tres a tomar un helado, ¿te animas?
En ese momento, Kagome escuchó a Inuyasha roncando en el cuarto de al lado. Se hallaba profundamente dormido después de otro día frustrante de estudios. Parte de ella quería despertarlo para practicar más, pero otra parte anhelaba un merecido descanso.
-Suena tentador, Rin. Pero no estoy segura, tengo que...
-Ni lo pienses, Kagome -la cortó Rin tajantemente-. Vas a venir con nosotras sí o sí. Te mereces un momento de diversión también, deja que Inuyasha duerma la siesta. Te pasaré a recoger en media hora, ¿de acuerdo?
Kagome sonrió, enternecida por la determinación de su amiga. -Está bien, no puedo decir que no. Nos vemos al rato, Rin.
Kagome colgó la llamada con Rin.
En la casa de Rin, esta suspiró con una sonrisa.
-Me colgó Kagome, pero qué importa, igualmente va a salir conmigo y Sango -dijo con determinación mientras se preparaba para salir.
Kagome observaba a Inuyasha dormir plácidamente en suhabitación. No podía evitar suspirar con frustración.
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-¡INUYASHA, DESPIERTA! -gritó a todo pulmón.
Inuyasha se sobresaltó, despertando de golpe. Frunció el ceño, claramente molesto por haber sido interrumpido.
-¿Qué quieres, Kagome? Déjame dormir en paz -se quejó adormilado.
-Inuyasha, tienes que seguir estudiando. Ahora dime, ¿recuerdas algo de lo que aprendimos ayer? -preguntó Kagome, con los brazos en jarra.
Inuyasha se rascó la cabeza, despeinándose aún más. -Umm, lo siento. Se me olvidó todo -confesó apenado.
-¡No puede ser! Te dije que es importante aprobar este examen -exclamó Kagome, exasperada.
Inuyasha bajó la cara, sintiéndose culpable. Kagome suspiró, ya sin ánimos de seguir insistiendo por el momento.
-Tendrás que estudiar solo hoy. Rin me invitó a salir y necesito un descanso -dijo antes de dirigirse al baño.
