𝒟𝑜𝓈

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La suave brisa de primavera revolvió su cabello. Los jóvenes se amontonaban en un tumulto de personas. Las conversaciones y los gritos de los representantes de los clubes se convertía en bullicio. Como el rio avanzando sobre las piedras.

Se encontraban abiertas las inscripciones de los clubes.

Sasuke esquivó con elegancia las manos entregándole formularios de distintos clubes. Se dirigió directamente hacia el único club que pensaba ingresar. No miró a nadie, ¿Por qué las personas se ponían indecisas al elegir un club?

La regla de Sasuke era simple. Piensa en alguno que te de más reputación a la hora de elegir una buena universidad.

—¡Hola! ¿Te interesa unirte al club de arte?

Negó con la cabeza hacia la joven de cabello rubio y continuó su camino.

Arte sería lo último que elegiría. ¿Personas con manchas de pintura en su uniforme y en sus dedos? Le dio un escalofrío de solo pensarlo.

Se colocó frente a la presentación del club. Sobre él, un cartel en letras cursivas.

"Esgrima."

Escribió su nombre y su grado con letra clara y pulcra. Cuando le devolvió el formulario al chico, el joven de cabello rubio observó el formulario y le sonrió.

—¿Sasuke, he? Bienvenido al club de esgrima.

Sasuke asintió sin quitar su rostro de indiferencia y antes de que el joven quisiera comenzar alguna conversación sobre algo que a él podía importarle menos. Se dirigió hacia su salón de clases.

Cuando cruzó todo el gentío sacó su diccionario y comenzó a hojearlo. ¿Quién podría predecir que el profesor no le preguntaría sobre alguna palabra en otro idioma?

Ante este pensamiento se sumergió mucho mas en el libro.

—¿Estás segura que lo trajiste?

Sasuke levantó su vista de su libro. Cuando ingresó a la escuela, en la parte de los casilleros, discutían dos personas.

—C-creo que sí.

Era la misma chica que se sentaba frente a él. Llevaba un moño que se caía hacia un lado, como si no soportara el peso de mucho cabello, varios mechones enmarcaban su rostro. Llevaba una bata blanca. Se encontraba arrugado con manchas de pintura roja y blanca.

—¡Ey tú!

Sasuke abrió los ojos, no tanto como para denotar sorpresa.

El chico al lado de la joven lo había llamado.

—¿No has visto un cuadro? De este tamaño dijo el chico. Estiró sus brazos a ambos lados de su cuerpo.

Sasuke inspiró hondo.

—No. No es de ese tamaño dijo la joven. Sasuke enarcó una ceja. La joven los observó a los dos de su altura.

—Es de este tamaño estiró sus brazos completamente con las palmas abiertas.

Ambos lo observaban con seriedad y aún con los brazos abiertos. Parecía que quisieran darle un abrazo grupal.

Sasuke se mordió el labio. ¿No podían dar medidas exactas? ¿Color? ¿Si quiera se pusieron a pensar la última vez que lo vieron?

—No dijo. El sudor comenzó a caer de su frente. No estaba bien. Se le mancharía el uniforme-. No lo vi.

Sin darles tiempo a responder. Abrió de nuevo el libro y continuó su camino.

...

El director reclamaba su presencia.

Sasuke tamborileó sus dedos sobre su mulso siete veces.

¿Qué podría querer? Se alejó del olor a desinfectante de su salón de clases y se dirigió hacia su dirección.

Cuando tocó tres veces el director le permitió la entrada.

Kakashi curvó sus ojos cuando ingresó y se sentó. Era una oficina pequeña. Solo un escritorio y un sillón cerca de la entrada. Detrás del hombre había varias fotos. Mal acomodados. Le daban ganas de acomodarlas por tamaños como un rompecabezas.

—Te han elegido como delegado de la clase. Como todos los años. Enhorabuena -dijo Kakashi en cuanto se acomodó.

Sasuke conocía a Kakashi desde hace años. Su director conocía su condición y su vida. No es que al pelinegro le cayera mal. Era por el simple hecho de que parecía que Kakashi no se tomaba en serio su cargo. Los directores debían fijarse en el resultado académico.

Kakashi se involucraba en la vida de todos. Como si fuera un asistente social.

A Sasuke no le caían bien los asistentes sociales.

—¿En que me necesita? preguntó tajante. Observó el reloj arriba de las fotos.

Faltaban veinte minutos para que cruce el autobús.

Kakashi sonrió. Sasuke siempre se había preguntado por que llevaba un barbijo que tapara la mitad de su rostro. Pero como a él no se le permitía hacer esas preguntas se mantenía callado.

—Aplicado como siempre dijo. Sasuke comenzó a tamborilear sus dedos—. Sé tu voluntad para cumplir tareas que se te propongan. No por nada te votaron como delegado de la clase.

—Vaya al grano, por favor.

—¿Por qué tan apurado? dijo Kakshi sonriendo. Ladeó su cabeza hacia el reloj—. Siempre llego tarde a cualquier lado y la gente suele alabarme.

Sasuke pensó en corregirlo y decirle que eran abucheos lo que él escuchaba. Pero no pensaba en otra cosa que el autobus que cruzaría en diecisiete minutos. Apretó la tela de su pantalón.

¿Y si seria el último autobús que cruzara? Su garganta se apretó. Itachi lo estaría esperando otra hora mas a que él llegara. Sus pensamientos comenzaron a recorrer su mente, como un bucle que nunca terminaría.

"Piensa en un punto fijo." le había dicho el psicólogo de la escuela. "Centra tu mente en ese punto."

Inexplicablemente pensó en las manchas de pintura sobre la bata blanca de la joven de ojos blanquecino.

Parpadeó fuertemente. Sus manos comenzaron a sudar. Oyó la voz de Kakashi en la lejanía.

"Necesito que cumplas un recado. Sé que si te lo propones, lo cumplirás."

—Qué dijo con rapidez. Miró el reloj.

Doce minutos.

Kakashi arrugó sus ojos.

—Quiero que le ayudes a Hinata hyuga a arreglar su vida.

Once minutos.

11 𝓂𝒾𝓃𝓊𝓉𝑜𝓈  [Sasuhina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora