PRINCESA MIN

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No entiendo, no pensé mucho, acerca si amarte estaba bien o mal, por favor no mires a otro, porque tú eres mi todo ... quiero volar contigo por el cielo y capturar tu bella expresión toma mi mano ... y ven

Kyuhyun

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Gota a gota la lluvia resbalo por el rostro descompuesto de aquella chiquilla, su labio estaba partido, el golpe que recibió por morder la mano de su dueño fue la causa de la cruel herida, sus pies estaban destrozados lleno de cortaduras y arañazos que el camino de espinos le creo al tratar de huir por todos los medio, lejos del destino que le esperaba.

Había dicho "No", cuando se le anuncio que dejaría de ser una kamuro, ofertando su mizuage a la sociedad y convertirse en una Yuujo, escapo de la casa corriendo por el campo rasgos sus vestimentas de seda, lo cual se agregó a la lista de deudas, así como sus getas de madera, había robado algunos pesos a una de sus superiores, lo que le valió 10 azotes de bambú, pretendió huir a la ciudad siguiente y tomar algún medio de transporte que la alejara de ese destino, buscaría a su familia materna y trataría de no convertirse en una oirán, pero le fue imposible, los sirvientes la alcanzaron antes de siquiera salir de las propiedades de su comprador.

Fue conducida como un bulto de regreso a la casa y castigada por su osadía, la ataron al poste del castigo a pan y agua, a manera de que aquello le sirviera para aplacar su salvajismo y resistencia.

Se sentía débil y humillada, el lodo cubría hasta sus rodillas que cansadas se habían doblado haciendo que su cuerpo colgara del poste, lastimando en el proceso sus muñecas, temblaba de frio, era tarde y nadie se aparecería en esa parte de la casa, el bullicio estaba destinado a las salas de té, donde cada oirán se preparaba para atender a los clientes y hacer competencia a las orgullosas Geishas de la okiya continua.

De pronto la lluvia se detuvo, pero no porque los cielos se hubieran abierto, una elegante sombrilla se colocó sobre ella partiendo el paso del aguacero, Sungmin alzo la vista a sus visitantes, dos chiquillos que conocía muy bien, pues uno de ellos era el hijo menor de la familia y el otro su amigo inseparable, ambos jóvenes de buena familia con ropajes y zapatos impecables.

-Tu padre nos matara a golpes si nos encuentra aquí- Susurro el más joven al cual conocía como Changmin

-Si no dices nada, no se enterara - respondió el joven hijo de la familia Kimura, su pequeño héroe, desde hacía tiempo sin saber nada sobre ella le brindaba su ayuda incondicional, ganándose miradas reprobatorias de sus superiores a quienes no les gustaba ver el favoritismo del chico hacia ella.

-Apresúrate – dijo el primero y sintió que sus manos descansaban al ser soltada de su prisión, cayó sobre los brazos del segundo, que la arroparon al caer, se apegó a él, titiritando, el chico la tomo en brazos y con cuidado la llevo al pasillo donde la tendió y quitándose el abrigo, lo coloco sobre ella.

-Esto es peligroso- se quejó Changmin que se notaba asustado.

-Es inhumano que mi padre las trate de esa forma- menciono el joven sin prestar atención a su amigo, no mostraba miedo al contario se notaba que estaba molesto por lo que le había sucedido.

EL SABOR DEL TÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora