Única Parte 🖤

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La pequeña habitación estaba llena de risas y música suave. Olía a pizza y helado, también a velas aromáticas.

Las risas eran de una pareja. Un chico rubio de piel canela y una chica de cabello castaño y piel algo rosada. Los dos enrollados de las piernas del otro, mientras que, agarrados de la manos, se obsequiaban (robaban, cuando lo hacía la castaña) uno que otro beso cada cierto tiempo. A veces era él, y muchas veces ella. Lo hacían para reflejar lo tranquila y pacífica que era ese momento: juntos, solos, con comida y música, ¡ah, y lo más importante! La compañía del otro. El confortable calor que transmitían juntos era encantador.

—Mm...— La chica le robó otro beso al rubio —… quería preguntarte algo, Justin, ¿puedo?— sonrió.

—Claro— dijo embobado y tomando un peperoni de un pedazo de pizza y comiéndoselo —¿Cuál, Tiana?— cogió otro pepperoni.

—¿Irías a mi boda?— le dio un sutil apretón a la mano que tenían entrelazada, y Justin sintió su corazón encogerse.

—¿Bo-boda?— dijo vacilante —¿Cuándo será?

Tiana asintió y sonrió —En un par de horas, ¿irás?

Siendo franco; Justin sentía celos, confusión y tristeza, ¿con quién se irá a unir para siempre su hermosa princesa? Aunque, bueno, eso no debería importarle, porque, para la sociedad y el mundo, ellos ni se conocen.

—¿Con quién?— esta vez tomó el pedazo de pizza (al que ya le había retirado todos los ingredientes, quedando sólo masa, queso y salsa) y la mordió para contener alguna palabra que reflejara algún sentimiento negativo.

Tiana negó con su dedo índice —No es necesario que lo sepas, cariño. Solo acepta.

Él suspiró y asintió con la mirada baja —Si, pero aun quiero saber con quién es— susurró.

El rostro de la castaña se volvió rojo (más de lo que ya era) y dejó ver una gran sonrisa posarse en sus labios.

Le dio un intenso y rápido beso en los labios al chico —¡Contigo, Justin!— carcajeó con amor mientras repartía cortos besos por las mejillas canelas.

—¡Ya aceptaste, por lo que nos casaremos ahora!— despeinó el cabello del chico y buscó algo en los bolsillos del sudadera que tenía. De ahí sacó una pequeña cajita de joyas.

La abrió torpemente (sus manos temblaban de nervios y emoción) y relucieron dos anillos de plata.

Tomó un anillo, agarro la mano de Justin (quien estaba en shok y con la cara más roja que haya visto la castaña en él) y, después de rozar sus labios con los nudillos de la mano, deslizó el anillo por el dedo índice del chico.

Sacó el otro anillo y se lo puso asímisma. Soltó un suspiro tembloroso y miró al chico esperando una respuesta.

Al no ver alguna respuesta, solo que el chico miraba su dedo donde el anillo, decidió hablar.

—Di-digo, uh. Y-yo— sintió un nudo en su garganta —Pe-pensé que…

—Wow...— susurró— Oh, bebé..., ¿es de verdad?— sonrió mirando a la chica.

—S-sí, ¿no te gusta?

—¡Me encanta! Te amo— le da un rápido beso —No creí que, ¿de veras?— la abrazó.

—Sí, mi amor— correspondió el abrazo —También te amo.

Porque, era cierto: ambos se amaban más de lo que creían. Siempre se habían querido se lo decía, pero esa era la primera vez que decía esa palabra tan especial —Te amo— una gran frase que, por la emoción del momento, no percibieron como sus corazones se encogían de ternura y les hacían sentir completos, por fin completos.

Porque —Es lo que siempre quise oír— dijeron al unísono antes de unir sus labios en un eterno, cálido y verdadero beso. El último que se darían en un muy largo tiempo…

Su último beso.

Último BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora