- Perdóname padre, por que he pecado - Murmuré con la garganta ardiendo en llamas. Las lágrimas caían por mis mejillas como dos ríos, los cuáles delataban el pecado que atormentaba mi mente, como cuchillas afiladas que se encarnaban más en mí cada que los pensamientos impuros me atacaban.
- Hija mía, ¿Cuál es tu pecado? - Cuestionó el reverendo Turner, con cierto tono de preocupación, el cuál logró que el vello de mi cuerpo se tensara por el miedo -, ¿Por qué lloras, pequeña oveja?
Por mi mente pasaron miles de imágenes, todas ellas me mostraban la vanidad que había dentro de mí, como un espejo del cual no podía huir. Había sido vanidosa, consternada por un tema que una buena mujer cristiana no cuestiona en ningún punto de su vida.
Crucé miradas por un segundo con el reverendo, insegura de lo que estaba a punto de decir.
- Yo-yo... - Comencé a confesar, sintiendo como si mi voz se encontrara dentro de una jaula, aterrada por salir -, ha-hace unos días, estaba haciendo los deberes con Kayla y-y - Mordí mi labio, limpiando las lágrimas que me impedían ver con claridad -, ella decidió que sería buena idea que viésemos una película. Todo fue-fue muy normal, hasta que, apareció en pantalla una pareja con índoles vulgares, los cuáles faltaron a mis valores cristianos, estaban casi desnudos, ¡Pe-Pero juro que cubrí mis ojos al segundo que me percaté de su falta de vestimenta! - Justifiqué, con las palabras saliendo de mis labios como caballos salvajes -, pero Kayla... Ella me hizo una pregunta que me asustó, ya que lo consideré durante unos segundos...
El reverendo Turner no parecía sorprendido por mi declaración, pero sí intrigado por lo que había cruzado mi mente en ese instante.
- ¿Y cuál fue esa pregunta, Nia?
- Ella me preguntó sí, para poder salir con Rowan - Miré a través del cristal del confesionario, el cual daba exactamente hacia donde Rowan Hara instruía a los niños del catecismo con su guitarra -, yo debía lucir como esa mujer y vestir como ella. Por unos segundos, lo consideré. Dejar mis vestidos largos por pantalones ceñidos o camisetas como las de mis compañeras de instituto, pero... Eso no lo haría una buena mujer cristiana, ¿Verdad, reverendo?
- Estás en lo correcto, Nia. Una buena mujer cristiana se viste pudorosamente para no atraer las miradas de los hombres y se deslinda de cualquier pensamiento vanidoso - Sentí el nudo en la garganta retorciéndose tanto como para dejarme sin aire, hasta que volvió a hablar -, pero, esos son pensamientos normales a tu edad, Nia, tan sólo tienes diecisiete años. Sólo recuerda que si deseas ser una buena esposa en el futuro, no debes preocuparte por tales trivialidades. Eso déjaselo a esas mujeres llenas de libertinaje que nuestro Padre no perdona - Tomó el rosario que tenía en su regazo y yo asentí. Haría lo que fuera para no decepcionar a nuestro Padre -, para absolver tus pecados, deberás leer y analizar el libro del Apocalípsis, así sabrás lo que pasa con las almas que desean desobedecer. Yo entiendo que no eres una mala chica, así que no te exigiré mucho. Sé que no se volverá a repetir.
Con las manos temblorosas, abrí la puerta del confesionario.
- Se lo agradezco, reverendo. Lo haré lo antes posible.
Le regalé una sonrisa nerviosa y saliendo del pequeño compartimiento, decidí persignarme ante nuestro señor, ya que las palabras del reverendo Turner habían logrado remover algo dentro de mí.
Y yo sabía que esa no sería la última vez.
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Madre santa. Tenía añossss que no escribía algo y es la primera vez que me meto en esto que es medio católico sjajsaj. Espero les guste, ya se darán una idea de cómo es nuestra protagonista.
x, Mara.
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Sacred Virgin.
ParanormalApocalipsis: 12:7-12. "Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dra...