Prólogo

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LUNES

Muchas veces esperamos que ocurran cosas grandes, pero las cosas mas grandes ocurren cuando uno menos se lo espera. Para Alexis Wallace hoy era uno de esos días, solo quería terminar su trabajo, y descansar, le daba igual todo lo que pudiera ocurrir durante el día.

Se levantó de la cama y posó sus pies sobre la moqueta de su habitación, alzó la mirada, y vió que su compañera de piso no estaba, debía de haberse ido a hacer algún recado. Abrió el armario y se puso una camiseta de color ocre, un pantalón baquero claro, y una chupa de cuero a juego con sus botas. Se peinó su largo cabello oscuro y cepilló sus dientes. Sin pretenderlo, aquella chica de ojos castaños y piel clara estaba radiante. Después, cogió unas tostadas y un capuchino de la cafetería del piso de abajo, y rápidamente volvió para coger sus cosas, y cerró la puerta con el número 313 incustrado en ella. Bajó las escaleras con la mochila a cuestas, sujetando unos papeles y salió del edificio. Alguién la sorprendió por detrás:

- ¡Hola Ale! ¿Estás preparada para la fiesta del viernes de la "facu"? Antes no te he despertado, por que tenía que ir a imprimir unos apuntes.- dijo la chica del pelo rojo.

- Ya sabes que esas cosas no me van, Sara, eso es más de tu royo... - disculpó su amiga

- Seguro que es por no ver a ese chico de tu clase con su novia.- miró a Alexis con cara insinuante- Quizás si te ve en la fiesta, podría cambiar de chica...

- Yo no soy hasí... tú podrías conseguir a cualquier chico si te lo propones, pero yo soy poca cosa, aún me da vergüenza hablar con la gente. En cambio tu eres perfecta. Y además, Nora Prescott me partiría la cara. Es una zorra.

- Esa si que es una hija de ...- dijo dándole la razón a la joven.

Sara era su compañera de piso, una chica alocada y divertida, y su mejor amiga. No tenían nada en común, ni si quiera iban a la misma facultad, ella hacía medicina, y Sara estudiaba magisterio. Eran polos opuestos, pero estaban agusto juntas ¿Quién dijo que tendrían que tener gustos en común? Por alguna extraña razón, algo las mantenía unidas.

Se dirigieron a sus clases cruzando el campus.

- Mira, esa es la facultad de odontología. Tengo entendido, que los chicos de ahí están muy buenos, igual va alguno a la fiesta. Vamos tía, tienes que venir.- replicó Sara, intentando hacerle cambiar de opinión.

- Puede que si termine el trabajo que tengo que hacer, vaya. Lo empiezo hoy, y ni siquiera se con quién soy. - disculpó.

- No seas tan aplicada, un descanso no viene mal.

- Siempre me terminas convenciendo. -admitió, dejando convencerse por su amiga. - Creo que aquí nos separamos...

Llegó en final de trallecto para Sara, y se despidió de su amiga dándole una palmadita en el culo. Siguió su camino y entró en su edificio.

Se sentó en la última fila y miró las redes sociales desde el móvil. Algo le llamo la atención. Jon Wells y su novia, Nora Prescott, se sentaron dos filas mas adelante. Escuchó su conversación:

- Podrían acompañarnos tus amigos y después dejarnos solos ¿Qué te parece, cariño?- dijo la chica.

- Perfecto, así no habrá nadie que nos moleste...

Alexis no pudo evitar una cara de repugnancia, y siguió a lo suyo. Entonces pensó que probablemente hablaban de la fiesta del viernes. Más tarde el chico se dió cuenta de su presencia y se la quedó mirando, ella apartó la mirada cuando se percató.

Poco a poco empezó a entrar la gente, y finalmente el profesor. Era un señor calvo y bajito, parecía salido de la película "El Señor de Los Anillos".

- Hoy empezareís el trabajo final en parejas, usaremos toda la mañana para las prácticas en el laboratorio.- dijo el profesor - Para que no hayan peleas haré yo los grupos alfabéticamente.

- Mierda...- susurró Alexis.

Como era de esperar, aquel hombre los puso juntos:

- Wallace, eres con Wells.

- ¿Por qué no podemos hacer nosotros los grupos?- saltó Nora.

- ¿Por qué no estoy yo en un avión con destino Hawaii?

Nora puso cara de perro. A continuación todos los alumnos se levantaron y se fueron a la sala en la que hacían las pruebas. Ambos se sentaron en la misma mesa alargada, la cual tenía muchos aparatos extraños. Ale intentaba no mirarlo fijamente, a él parecía importarle poco la presencia de la chica.

- Bueno chicos, usareís las sustancias de la mesa para crear algo parecido a lo que tengo yo aquí al lado.- dijo el profesor, señalando su mesa - y se ño inyectareís a los ratones de la caja, para ver su reacción. Si necesitaís algun producto, no dudeís en levantaros.

-¿Quieres que vaya yo a por las cosas?- dijo el joven, amablemente.

- Tranquilo, ya voy yo. - dijo Ale intentando ser cordial.

Cogió un tarro de cristal con un mejunge de color verte y lo llevó hasta su sitio. Jon tenía las piernas colocodas a lo largo y fue a levantarlas lentamente para dejar pasar a Alexis. La lentitud de su movimiento hizo que ella se tropezara con sus piernas, y tambaleara. El cristal se rompió en un sonoro golpe. Los dos terminaron manchados del liquido verde, tirados, en el suelo.

- Creo que hasta mi abuela tiene mejor pulso... - dijo él riendose de la situación.

- ¿A sí? Pues yo creo que hasta una tortuga se mueve más rápido que tú...

- Bueno chicos, esto es un ejemplo de lo que no debe pasar. Habeís tenido suerte de no clavaros ningún cristal.- replicó el profesor.

Los dos se fueron hasta el baño, cruzando el pasillo. La verdad, le había hecho gracia la situación, y como había dicho Sara, quizás no fuera tarde para cambiar de chica.

- Oye, ¿Has pensado en participar en la próxima película de Hulk?- dijo ella sonriendo.

- Yo prefiero Superman. Hulk es muy bruto, Superman le gusta más a las pivas.

- ¿Serás capaz de cambiarte de ropa en una cabina?

- Me la he quitado en sitios peores.

La conversación se volvió bastante extraña y ambos se callaron.

Se pasaron toda la mañana trabajando duro, y consiguieron grandes avances. Quizas no estaba todo perdido. Las clases terminaron, y se fue a la entrada de su facultad para esperar a su amiga. Así irían juntas a comer y le contaría todo lo que había pasado. Todavía no era consciente de cuanto pueden cambiar las cosas...

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