Hogar

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Tenía 18 años cuando por fin sintió la sensación de libertad, sin embargo era más como una libertad de caer al vacío. La sensación de no tener un lugar real a donde ir, un verdadero hogar lo sofocaba.

Cuando vio a los niños más pequeños ser adoptados antes que él solo porque era un poco más grande, entendió que la vida no era color de rosa, aunque ese era su color favorito.

Seokjin había crecido en la adversidad, soportando y guiando de los más pequeños, tratando de no guardar rencores silenciosos, logrando salir con un corazón amable.

Hizo su examen de admisión a una universidad, y a pesar de no haber ido en las mejores preparatorias del país, logró obtener un lugar en una de nivel medio alto.

Las señoras que criaron a Seokjin estaban orgullosas de él. Este las veía como piezas de rompecabezas que daban la forma de una madre que nunca conoció. Jihyo era amorosa, la otra, Iseo, era estricta en los niveles correctos. Sabía a quién acudir cuando tenía diferentes dudas. Le gustaba pensar que su madre podría haber sido de esa manera.

Cada noche solo deseaba conocerla, en sueños, en el viento, en los día más cálidos de la primavera, que algo le susurrara que ella existía y que lo amaba aun cuando no estaba con él. Se convencía de que su madre tuvo alguna razón para dejarlo ahí y optaba por el mejor escenario para no llorar demasiado.

A los 19 años descubrió que su madre había muerto hace pocos años, arrebatándole la esperanza de alguna explicación genuina. El anhelo de tener una historia creció como una sombra en su corazón.

Cuando tenía 21 años, un pequeño milagro sucedió. Estaba sentado en los jardines de la universidad, dejando que el viento cálido de mayo le rosara la piel. Por ese momento se encontraba en calma.

Tomaba un descanso de la lectura para su clase de psicoanálisis, cuando a lo lejos, observó a un chico de cabello negro, ojos curiosos y claramente perdido. Reconocería esa mirada y esos cabellos lacios que revoloteaban con gracia por el aire que los rodeaba donde fuera.

Taehyung, su amigo durante los primeros años del orfanato y que había sido adoptado por una familia que parecía bastante amorosa y no les importaba la edad que el niño tuviera. Pero incluso esa familia no quiso a un niño de 9 años.

Lo recordaba con nostalgia, habían tenido buenas aventuras juntos. Metiéndose en problemas la mitad del tiempo y la otra mitad abrazándose para encontrar consuelo y cariño como un par de niños abandonados deseaban tener.

...

Solo tenía un recuerdo de cuando Taehyung llegó al orfanato con tan solo unos seis meses de edad. Tan pequeño y frágil como podría ser un bebé.

Seokjin siempre recorría el lugar junto a Jihyo, la cuidadora amorosa de los más pequeños. Paseaba entre unas cuantas cunas cuando vio que las sabanas en la cuna del final se retorcían en extraños movimientos, se acercó con curiosidad para descubrir el secreto detrás de las sábanas, Jihyo, al notar a Seokjin mirando ese punto fijo fue con él y descubrió a Taehyung quien le sonrió tiernamente a Seokjin.

Desde ese momento, cada vez que acompañaba a Jihyo a dar su habitual recorrido, Seokjin siempre observaba a Taehyung. Le producía ternura ver a ese pequeño bebé, balbuceante y con ojos curiosos, brillante como las estrellas.

Cuando Taehyung empezó a caminar, Seokjin se sintió emocionado por llevar a Taehyung de paseo por el patio, pero no le fue permitido porque Taehyung aún era muy pequeño. En cambio Seokjin llevaba juguetes para pasar el rato con él, incluso cuando aún no formulaba palabras completas, quería estar para el pequeño.

Hogar [taejin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora