Capítulo único

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Kurenai Uzumaki.

Risas, oh las risas, las risas pueden llegar a alegrarle a uno su día, son expresiones únicas entre los humanos. Las risas pueden realmente ayudarte a veces, quizás para olvidar algún mal rato o momento, y siendo sinceros, la risa tiene un gran poder que nadie entiende.

Para Kurenai Yuhi, la risa fue lo que la salvo en el pasado, sí, suena tonta de cierta forma. Pero si entendieran lo que ella paso, quizás entenderían. Solo se poso con una pequeña sonrisa, mirando como su esposo acostaba a las niñas, quienes realmente deseaban seguir despierta.

-Oh, vamos papá, no queremos dormir todavía- se quejo una pequeña niña de 9 años, cabello negro alborotado, de unos ojos rojos como los de ella, y tez blanca. Esta pequeña era Mirai Uzumaki, aunque su apellido a veces era diferente para otros.

-Sí papá, todavía no queremos dormir, mejor cuentas sobre el héroe de ese cuento- apoyo una pequeña de 8 años, cabello rubio como su padre, con unos cuantos mechones negros, ojos de color violeta, combinación resultado del color de ojos de ambos padres, de una tez ligeramente bronceada pero no tanto, pero que la hacía destacar un poco, y gracias a su cabello que era alborotado de arriba pero liso de abajo, daba un choque entre estilos. Está pequeña es Yukari Uzumaki.

-No, ya es hora de dormir, mañana tienen clases todavía, y si no se duermen ahora, mañana van a estar con sueño en la escuela- respondió con una voz gentil, pero a la vez autoritaria, un hombre de 28 años, de una cabellera rubia salvaje y ojos azules, de tez bronceada, en su rostro se podía ver una gran madurez, y a la vez podía infundir miedo, adicionando eso a su estatura que era de 1.90 mt, quien usaba una camisa blanca ceñida que marcaba su tonificado cuerpo, junto a un pantalón ANBU y sus tipicas sandalias ninja de un color rojo. Este era Naruto Uzumaki.

-Aw... prometemos no hacerlo papi- dijo Mirar poniendo ojitos de cachorro.

-Sí papi, lo juramos- apoyo Yukari también poniendo los mismos ojos que su hermana mayor.

El rubio solo rió bajo ante eso, sus pequeñas sabían como manipularlo, pero no, mañana tenían clases ellas, así que debían dormir temprano, o si no, que clase de padre sería si deja a sus niñas dormir tarde, y dormir en la escuela. Iba a negarse, pero una voz lo interrumpió.

-Vamos querido, por está vez puedes contarles un cuento- musito la matriarca de la casa, con una pequeña sutil, viendo la expresión de su pareja.

- ¿Estás segura? ¿Quizás nos llamen mañana de la escuela para decirnos que se quedaron dormidas? - pregunto el blondo, solo para ver como su esposa rió ante eso.

-Si no mal recuerdo, uno de los dos siempre hacía lo mismo en sus clases, y otras cosas peores- la pelinegra mayor solo bufo ante la expresión de su marido.

-Era solo un niño- respondió el Uzumaki con una gota de sudor y vergüenza.

-Igual que ellas- comento la mujer, solo para ver al rubio suspirar.

-Bueno, no le puedo decir no a estás caritas manipuladoras- dijo mirando a sus hijas, para verla a ella. -Y tampoco a ti- el rubio solo sonrió para sentarse en la cama que sus niñas compartían. -Bien, había una vez, un chico...-.

Kurenai solo sonreía, mientras veía a su familia, la verdad, es que nunca pensó que volvería a ser feliz de nuevo. Pero estaba mal, volvió a tener una segunda oportunidad para ser feliz en la vida, y tener una familia por fin. Sinceramente, estaba muy agradecida con Naruto, ya que el fue el responsable de hacer esto posible. Solo se quedo observando, mientras recordaba como es que llegaron hasta aquí.

Kurenai UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora