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nove

Taehyung se encontraba sentado en la terraza de su habitación con una taza de café en mano y la vista fijada en la nada. Su mente clavada en las palabras que le había dicho Jimin minutos antes cuando aún no llegaba a la habitación. El castaño no era muy paciente, y el hecho de que su novio no le haya dicho aún de que quiere hablar y en vez de hablar esté haciendo fotos a su desayuno, no ayudaba mucho.

Sintió como la puerta detrás suyo fue abierta, así como un peso se colocaba detrás de él, seguido de un beso que apenas sintió en su cabeza. Eso lo calmó bastante, y no solo porque cualquier cosa que tenga que ver con Jimin lo calma, sino porque con ese simple gesto sabe que tal vez de lo que tengan que hablar es algo bueno.

–Perdón si te hice esperar mucho, me quedé hablando con Lisa por el celular.

El menor volteó la cabeza, mirando como Jimin movía una silla y se sentaba cerca suyo. El pelo dorado del más bajito se movían con delicadeza gracias a la calmante brisa de aquella mañana.
Los ojos de Taehyung seguían clavados en él, apreciando cada detalle, queriendo memorizar todo lo que sus ojos están viendo.

–El desayuno estaba muy bueno de todos modos, muchísimas gracias por eso.

El contrario sonrió y se acercó a él para plantar un suave beso en sus labios.

–No hay de qué, amor. ¿De que querías hablar?

Jimin sonrió y se acercó más a él.

–Tuve un sueño muy lindo y tú estabas en él. –La sonrisa del rubio nunca desapareció en lo que hablaba, y por cada cosa que decía, su sonrisa se hacía cada vez más grande. –Estábamos de picnic cerca de un río. Era todo muy lindo allí y muy verde. Habían muchísimas flores y el agua parecía de cristal, era simplemente hermoso. Pasamos toda la tarde allí, hablando y ya sabes, lo que solemos hacer cuando salimos. Ya cuando era hora de irnos, no fuimos a un hotel.

Taehyung, quién no había despegado su vista del rubio en ningún momento, alzó una ceja al escuchar eso.

–Teníamos una casa.

Los oscuros ojos del castaño ahora miraban al cielo, así como la noche anterior. El recuerdo y la conversación que tuvo anoche eran ahora los dueños de sus pensamientos.

¿No creen que necesitan una casa para estar?

–¿Como era la casa?

Jimin miró atentamente el perfil relajado de su novio y sonrió.

–No lo recuerdo, solo sé que era muy bonita y que tú estabas allí.

"Él es mi lugar"

–Jimin, ¿tú quieres una casa?

El mencionado tragó saliva al ver como los oscuros ojos de su novio lo miraron con firmeza. Taehyung esperó pacientemente su respuesta.

–Sería bonito tener una casa juntos. ¿Tú no quieres?

–Cualquier cosa que tenga que ver contigo me gusta, pero tener una casa si estamos siempre viajando no tiene mucho sentido.

El mayor se alzó de su lugar y se colocó con mucho cuidado sobre las piernas del castaño. Este lo agarró por la cintura con una de sus manos, mientras el rubio puso sus manos sobre su pecho.

–Sí en algún momento nos cansamos y queremos estar en un lugar por bastante tiempo, ¿que mejor que nuestra casa? Sería muy lindo poder decir: "Vamos a casa"

La vista de cada uno no se despegaba del otro. Sus rostros estaban tan cerca que podían sentir la respiración del contrario sobre ellos mismos. La vista del castaño finalmente cayó sobre los labios de su novio y sin pensarlo dos veces los atrapó y los envolvió en un dulce y cálido beso.

Sus grandes manos juguetearon un poco con la piel del mayor, dándole caricias y apretando a la vez. Jimin en cambio tenía una de sus manos en la mejilla del más alto, acariciándole con su pulgar, mientras que su otra mano jugueteaba un poco con sus rulos.

–Compraremos esa casa.