En el rancho San Miguel, Johnny es conocido como uno de los hijos del patrón de la mayoría de la gente que vive ahí, por esa misma razón es que es tan respetado y querido por las personas e incluso las muchachas del rancho.
Pero a Johnny no le importa cuántas personas lo quieran como su pareja y futuro padre de sus hijos, el solo quiere a un lindo pelinegro hijo de un ranchero enemigo de su padre.
Era un día bastante hermoso, el calor no estaba tan fuerte y había un cielo despejado, Johnny salió de la hacienda de su padre en su caballo para ir al mercado, su intención era encontrar al pelinegro dueño de sus desvelos y poemas escritos.
—Ay que chulo rancherito —Johnny bajó del caballo en cuanto vió a su objetivo y se acercó un poco más a él. —Hola, ¿Cómo estás?
—Te aviso desde ahorita —Doyoung colocó una mano en el pecho de Johnny y lo alejó lentamente. —Que con palabras bonitas no te alcanza pa' poderme conquistar.
Johnny quedó más que encantado cuando Doyoung le dedicó una sonrisa, sus mejillas estaban pintadas de un leve tono de rosa y sus ojitos negros lo miraban tratando de retarlo a hacer algún movimiento, sin embargo, lo único que Johnny hizo fue reír mientras negaba.
—¿Y si te llevo rosas? —dijo Johnny después de subir de nuevo a su caballo.
—Como quiera se me van a marchitar —Doyoung le dió una última mirada al mayor antes de desaparecer entre la multitud del rancho.
Al día siguiente, Johnny caminaba por el pueblo con un ramo de rosas que le había robado a su abuela de su negocio, el regaño valía la pena.
Encontró a Doyoung cerca de la plaza del lugar, el muchacho veía atentamente un grupo de músicos que tocaban alegremente, en sus manos sostenía el gorro con el que solía cubrirse el del sol mientras trabajaba en el campo.
—Mira que coincidencia —dijo Johnny de repente haciendo saltar al pelinegro en su lugar.
—Johnny... —Doyoung miró a otro lado un poco avergonzado, no quería que alguien como Johnny lo mirara en su ropa de trabajo.
—Tienes algo aquí —Johnny se acercó peligrosamente al rostro del pelinegro y con su mano limpió un poco de tierra que tenía en la mejilla. —Te traje esto.
Doyoung recibió el ramo de rosas y nuevamente volvió a sonrojarse, las otras chicas que solían admirar a Johnny a la distancia habían comenzado a crear rumores con el fin de que el castaño se alejara de Doyoung.
—Sabes que mi papá te odia, dice que por tu culpa la gente piensa lo peor de mi —Doyoung aún seguía algo desconfiado de Johnny. —Y, bueno, dicen muchas cosas de ti...
—No te preocupes por eso —Johnny pellizcó la mejilla de Doyoung y este sonrió levemente. —Pa' que veas que no tengo miedo, ¿Que tal si te llevo serenata?
—Como quieras te va a correr mi papá —Doyoung se giró al escuchar el grito de su madre y se despidió de Johnny antes de salir corriendo sin soltar el ramo de rosas.
Esa misma noche Johnny apareció con un mariachi a cantarle al chico de sus sueños, Doyoung salió por el balcón de su habitación y sintió que el corazón se le salía del pecho al escuchar la voz de Johnny cantándole solo a él, pero recordó que había hecho lo mismo con varias chicas del pueblo.
Sin embargo, la forma en la que Johnny lo miraba, le transmitía un sentimiento de amor puro que Doyoung no había experimentado a sus cortos dieciocho años de edad.
—¡John! —el padre de Doyoung salió con una pistola en mano, cosa que hizo que Doyoung bajara corriendo a la entrada de su hogar para calmarlo.
—Tranquilo, Don, que con su hijo si voy enserio —Johnny le guiñó un ojo a Doyoung antes de retirarse del lugar.
Una semana después, Johnny se encontró de nuevo con Doyoung en el mercado y al verlo luchar por cargar una canasta llena de fruta, le ofreció su ayuda.
—Dime, ¿Cómo quieres que te quiera? Este vato se hace a tu manera —Johnny fijó su mirada en el chico pelinegro. —Pide por esa boquita hermosa que por ti yo haría cualquier cosa
—Dime, ¿Qué más quieres que te diga? Si a ti no te quieren mis amigos, ni un poquito menos mi familia —Doyoung hizo una pausa y después miró al mayor directamente a los ojos. —¿Qué van a pensar si un día nos miran?
—Ay... No soy tan malo como dicen por ahí —Johnny en un descuido del menor aprovechó para pasar su brazo por sus hombros, Doyoung al instante se sonrojó por completo.
—No soy un tonto pa' dejarme engañar —Doyoung entrecerró los ojos pero no se separó del mayor.
—Deja de hacerte el difícil, Doie —susurró Johnny cerca de la oreja del pelinegro haciendo que este tuviera escalofríos.
—Tu deja de ser tan coqueto.
Durante varias semanas Johnny anduvo buscando cualquier pretexto para estar con Doyoung, el chico ya se había acostumbrado a su compañía y por más que tratara de ignorarlo era imposible, Johnny ya se había metido muy en el fondo de su corazón.
—Agárrate, chulo —dijo Johnny cuando Doyoung subió a su caballo, habían acordado salir juntos a pasear, aunque fue más por lo insistente que se había puesto Johnny.
Llegaron a uno de los ríos que se ubicaba a las orillas del rancho, Johnny amarró a su caballo en uno de los árboles y junto a Doyoung dió un par de vueltas al lugar.
Ambos se iban dedicando miradas cómplices durante el camino, Johnny ya se había decidido a pedirle ser su novio y Doyoung solo esperaba ansioso la confesión del mayor.
—Oye, Doyoung —dijo el mayor cuando ambos estaban sentados en el pasto, Doyoung jugaba con un par de piedras en sus manos.
—¿Si?
Johnny tomó las manos del menor obligándolo a que tirara sus piedras, Doyoung lo miró con su ya clásico sonrojo que se había vuelto muy recurrente cada vez que estaban juntos.
—Se que dijiste que con palabras bonitas no bastaba para conquistarte, pero quiero decirte que es verdad que contigo quiero algo más que una relación pasajera como con otras personas, me interesas un chingo y soy capaz de pelear con tu padre solo para que te deje salir conmigo, así que, esto es algo arriesgado, pero, ¿Te gustaría ser mi novio?
Doyoung jugó con las manos del mayor, la vergüenza no lo dejaba pensar con claridad lo que quería decir.
—Claro que sí.
Johnny sonrió y se acercó lentamente hasta el rostro del pelinegro quién cerró los ojos sabiendo ya que se venía, en menos de dos segundos sintió los labios de Johnny chocar con los suyos y no tardaron mucho en quedar atrapados en un largo beso donde se encargaron de demostrar lo mucho que se querían.
En dos días todo el rancho ya sabía de la relación que mantenían ambos chicos, aunque no les sorprendió, los rumores corrían rápido por San Miguel, obviamente las demás muchachas del pueblo no tardaron en inventar más cosas perjudicando más a Doyoung, sin embargo, ahí estaba Johnny defendiéndolo de cualquier cosa.
—Pero que conste, si mi muchacho un día llega llorando yo mismo me encargaré de matar a ti y toda tu familia —el padre de Doyoung le apuntó con su pistola a Johnny y este asintió rápidamente.
—Ya le dije que voy enserio.
Y cuando la tarde llegó, ambos subieron al caballo para dirigirse de nuevo a un sitio alejado del rancho donde ambos pudieran pasar un momento a solas.
🌹
Tenía que hacerlo uwu
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Dime como quieres ¡! JohnDo
Fanfiction-¿Y si te llevo rosas? -Como quiera se me van a marchitar.