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31.12.2020 

Eran las seis de la mañana para Samuel. 

El solo quería llegar a tiempo a Madrid, tenía varios meses de no ver a Rubén, y unos cuantos más de no ver a Alex; preparo su ropa, y tomo el transporte de su pequeña gatita para llevarla con él, acomodo todo en la parte trasera de su coche y siendo las 6:15 a.m. emprendió el viaje desde Andorra la Vieja, hacía el centro de Madrid. 

A decir verdad no le molestaba viajar en coche, así podía fácilmente distraerse un poquito de la rutina agotadora de YouTube; aunque, claro, sin dejar un vídeo programado para sus suscriptores. 

Por otro lado, Alex, quien apenas había tocado la suavidad de su cama, sin antes quitarse toda la ropa aunque hiciese frío, dió un saltito cuando escucho el tintineo de su celular; era Rubén que estaba en la puerta, salió casi arrastrándose de su habitación y se colocó la ropa que antes se había sacado para darle la entrada a Rubén.


—Alexby, ¿Estabas dormido aún? 

Éste le vio con reproche, pues más que nadie sabía que no había siquiera  pegado el ojo. 

—Imbécil es lo que eres, pedazo de subnormal. 

—¿Compraste lo...

—Que si, que si, está todo en la cocina; no quemes nada o te rompo la nariz 

—Anda a dormir, anda, anda. 


(...) 


A eso de las tres de la tarde, y después de hacer unos, muchos, regalos Samuel llegó al edificio donde estaba la casa de Alex, ya que, allí pasarían noche vieja, había prometido no llegar muy temprano así que que mejor manera de perder el tiempo que comprando cositas para molestar a sus amigos, una jugareta vendría bien en algún momento de la noche. Tocó el timbre, y desde dentro de escuchó un «Joooo tío que pesado » pero al abrir la puerta, la cara de enfado de Alex cambió a una sonrisas ancha y sincera abriendo los brazos para recibir a Samuel en su hogar. 

—¡Hombre! Vegetta— saludó contento.

Detrás de él, un Rubén con muchas bolsas se aproximaba hacia la puerta. 

—Quitaros de en medio que vengo cargado—avisó. 

Alex y Samuel se adentraron hasta el sofá que daba al balcón, más que nada para que Samuel dejara a su gatita libre, y darle espacio a Rubén de entrar a la cocina. 

—Te he preparado una habitación —dijo Alex — pero ALGUIEN se adueñó de ella, tendrás que dormir aquí tío. 

—Da igual, da igual, ¿En qué os ayudo? 

—En esperar. 


(...) 

Eran las 10, Samuel había terminado de ajustar su corbata frente al espejo del baño mientras Alex sacudía su camisa de vestir arrugada, y Rubén, terminando de cocinar; los tres, y con unos tragos servidos se dirigieron al pequeño balcón de la casa y se dispusieron a comer mientras contaban una que otra anécdota de los viajes juntos que habían echo, y de como darían todo por volver y estar entre tanta gente sin preocupaciones, solo sintiéndose queridos. 

A las 11, Alex estaba más en pedo que los otros dos, y es que, el vodka noquea más que la cerveza, pero se oponía a dejar el tinto de verano, por "algo tan asqueroso como la cerveza" en sus propias palabras, entonces, Samuel comenzó a molestarle. 

LA TRINIDAD || RUBEGEXBY +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora