Pensando nuevamente en el suicidio.

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Ni si quiera sé cómo pasó,

en un tiempo

mis cicatrices aumentaron considerablemente,

mi cuerpo adelgazo

por la falta de hambre,

mis ojeras quedaron marcadas para siempre

gracias a esas noches de insomnio.

Pero lo más notorio

es la falta de brillo en mis ojos,

me escuché hablar

y me sorprendió lo muerta

que sonaba mi voz.

Un interminable vacío

es todo lo que soy.

Existo en este mundo como un eco

de lo que solía ser,

y no sé cuándo

ni porqué me converti

en lo que ahora soy.

Y a pesar de mi poca edad

puedo sentir que he vivido

y afrontado

mucho más dolor del que debería.

Ahora el suicidio

no es una opción como lo fue en el pasado,

tan sólo será un respiro

y un torrente de recuerdos de una época tan triste que he olvidado. 

¿Me has oído gritar?

No he podido soportarlo más. 

Un poco de cianuro,

una navaja,

unas pastillas

o el simple llanto eterno

darán descanso a mi alma dañada.

Puede que esta noche

no cumpla mi objetivo,

pero de igual forma la depresión

enfermara aún más a mi cuerpo

hasta que la muerte me apremie

con su implacable belleza eterna...

Escritos de noches depresivas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora