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"Cuando bailas puedes disfrutar el lujo de ser tú mismo"
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El olor a cigarros y de algunas bebidas alcohólicas, junto con las incesantes palabras que salían de la boca de varias personas, eran más que perceptibles para Matías, quien se encontraba demasiado aburrido y cansado para estar en un sitio tan animado como lo era ese.
— Che, ¿Cuánto te están pagando para que tengas esa enorme cara de culo que estás cargando? — Braian, uno de los íntimos amigos de Spallatti le retó, golpeando con cierta fuerza la espalda del contrario, quien no tardó mucho en tiempo en quejarse.
— Para empezar yo no quería venir. — Matías respondió, requiriendo defender su actitud poco jovial. — Créanme que preferiría mil veces más estar en mi casa dormido. — argumenta, causando que sus amigos nieguen descontentos ante sus palabras.
— Por favor Matias, tenés que disfrutar un poco más de la vida y dejar de ser tan aburrido. — Melissa cometa, siendo la única mujer del grupo de tres.
— ¿Estás insinuando que soy aburrido? — Spallatti consulta, mientras se limpiaba una lágrima falsa de su mejilla izquierda.
— Si/Definitivamente. — los contrarios respondieron al mismo tiempo, causando que el morocho los viera con mucha sorpresa.
— Un golpe dolía menos, par de giles sin sentimientos. — este murmura, tomando la bebida que tenía enfrente, la cual se termina casi de un trago.
— Vaya, hasta al fin que te animas a beber de verdad. — Braian habla, pidiendo con rapidez otra ronda de tragos, aunque más para él y para Ignacio, porque Melu había resultado ser la conductora designada de la noche de hoy.
— Es emborracharme o aburrirme hasta que quieran regresar a casa. — Spallatti responde sin mucho interés. — Ya es tarde, ¿No creen que deberíamos irnos ya? — consulta, recibiendo una enorme negativa de los otros.
— ¿Irnos a esta hora? — Melu inquiere, mirando la hora en su teléfono. — Si apenas son las diez. — indica con incredulidad.
— Además de que es sábado, así que te jodes. — Braian le dice, pareciéndole demasiado increíble lo que había escuchado salir de los labios del tatuado. — Pensé que al irte del país, no ibas a cambiar en lo más mínimo. — murmura, tomando uno de los nuevos tragos que habían llegado a la mesa.
