Prólogo

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El primer recuerdo que tengo de mi infancia es estar en los brazos de mi madre, era el cumpleaños de Sariel, él tenía la cara llena de tarta que habían lanzado Mael y Tarmiel, los cuáles se estaban riendo a carcajadas mientras Ludociel se estaba intentando aguantar la risa por la escena que había enfrente suya, sin mucho éxito a decir verdad; nuestra madre se estaba riendo un poco mas moderadamente y yo era un bebe que no llegaba a aparentar los 2 años humanos, por lo que simplemente me reía por lo que estaba pasando, como si de una obra de teatro humorística se tratara. Mi vida en esos momentos, incluso durante mi infancia entera, creo que podría resumirse en una sola palabra "feliz".

En mi siguiente recuerdo aparentaba ya los 6 años, me adentre en el cuarto de nuestra madre e inmediatamente pude notar la seriedad de mis cuatro hermanos mayores, que se giraron a verme en cuanto escucharon el ruido de la puerta. Lo siguiente que pasó fue que madre dijo una única palabra antes de cerrar los ojos por última vez, "cuidadla". A partir de ahí fue casi imposible volver ver a sonreír a Ludociel, Sariel y Tarmiel estuvieron tristes durante bastante tiempo pero luego volvieron a ser los divertidos y bromistas de siempre; y Mael se tomó muy enserio la última petición que les había dado nuestra progenitora. Estaba siempre con un ojo puesto en mí y yo me convertí en su pequeña consentida.

Mi nombre es Eir, soy la más pequeña de los cinco arcángeles, el segundo con mayor poder y porto la gracia "Tormenta". Esta es la historia del porque me volví una diosa maldita y como me libré de esta condena eterna.   

Alas caídas (Gloxinia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora