Ceguera.

Capítulo 2.

Junjei: cada vez eres mejor en el Babosa Fu Eli.

Eli: gracias Junjei, todo te lo debo a ti, pero ahora si me disculpas me iré a mi cuarto a descansar, estoy algo cansado.

Junjei: claro Eli, descansa.

Junjei vio como Eli se retiraba del lugar para dirigirse hacia su habitación para descansar, últimamente se le veía un poco cansado, o bueno más de lo que debería de estarlo o solía estarlo, lo cual era bastante raro o bueno al menos para él. Soltó un suspiro pesado, desde que conoció a Eli sentía algo extraño por él, muy muy extraño, no lo podía explicar, pero a pesar de ser una sensación extraña le era agradable.

Lo único de lo que estaba seguro era de que quería a Eli más que un amigo, le gustaba que estuviera solo con él, pasar tiempo a solas, entrenar juntos, charlar juntos ya sea de todo o nada a la vez, le gustaba admirar su sonrisa y su mirada, principalmente su mirada, para él, la mirada de Eli era hermosa, era como tener el cielo y el mar juntos en un solo lugar y su mirada era destellante brillando en todo momento, nunca perdía su brillo por más triste o abatido que estuviera, aparte de que para Junjei, la mirada de Eli era tranquilizadora, relajante e inspiradora y eso le encanta a Junjei.

Lastima que tendría que olvidar y dejar sus sentimientos de lado debido a que él debía de esperar a su omega, esa era la tradición en las cavernas del Este de donde él provenía, las costumbres de su hogar dictaban que cada alfa debía de esperar a su omega destinado, cortejar y desposar a este mismo, y él como protector de las cavernas del este era su deber y obligación continuar con esa tradición, él más que nadie estaba obligado a cumplirla no solo por poner el ejemplo sino también porque al momento de desposar a su omega y marcarlo, tomaba el control de las cavernas convirtiéndose en el rey para tener un heredero y así continuar con la tradición y prosperidad de su hogar.

Es mucha la responsabilidad que carga sobre sus hombros y más ahora que debía de encontrar la forma de regresar a su hogar y reparar el daño que -seguro- haya causado el emperador, al cual debía de derrocar para volver a tomar el mando de su hogar.

Estaba recostado sobre su cama, se sentía demasiado cansado y tenía un dolor horrible en su cuerpo pero bueno esto era normal cuando se acercaba su celo, el ser omega implicaba que debía entrenar el doble debido a que no tenía la misma fuerza y resistencia que un alfa y aunque era bastante habilidoso, eso no quería decir que le fuera fácil, los duros entrenamientos lo dejaban destrozado junto con las batallas a las que se tenía que enfrentar y cuando se acercaba su celo lo resentía mucho más.

Su celo lo volvía un poco más débil de lo que ya lo era por su condición omega, pero no se rendiría jamás, su padre le confió la seguridad de Bajoterra a pesar de ser omega, él debía continuar con el linaje Shane, y le demostraría a todos que es el omega más fuerte y poderoso de todos, que era el mejor lanzador de babosas que se haya conocido en Bajoterra, no solo sería la sombra de su padre, sería el mismo, daría a demostrar su propio poder.