¡ orden de 𝗮𝗹𝗲𝗷𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 ¡ minsung ! 💬

p r o l o g u e.

Minho sintió su corazón romperse en pedacitos cuando el peliazul tomó una de las flores del ramo que le había regalado, y simplemente lo lanzó contra el suelo para casi pisarlo.

Sus ojitos, los cuales estaban llenos de un brillo esperanzado antes, ahora estaban llenos de lágrimas, sintiéndose humillado y deseando que Jisung no lo haga. Que no pisara las flores que había comprado específicamente para él, una de las más bonitas que había visto nunca.

Se sentía tan culpable de enamorarse de un ser tan maligno como lo era Jisung, porque sí, él era malo, él lo humillaba frente a todos, y la desesperación empezaba a hacer sudar sus manos ya que estaban bajo la mirada atenta de todos sus compañeros.

─¡Por dios, Minho!─ gritó exaltado, pero no se atrevió a pisar las flores, ellas no tenían la culpa. ─ ¡¿Como es que un niño como tú puede ser tan malditamente insistente y molesto?! ─ estaba ya agotado, mientras el azabache agachaba su cabeza avergonzado, pidiendo perdón en voz baja.

─Lo siento mucho, de verdad─ musitó tambaleando su voz, soltando un par de lágrimas más antes de intentar justificarse. ─Sólo quería... que sepas lo mucho que te a-

─Suficiente. He oído suficiente de tus malditas cursilerías. Todos aquí nos están mirando... ¿O no lo ves?─ señaló con la mirada a todos quienes estaban alrededor, y lo tomó de la camisa para sacudirlo.─ Te pregunté algo.

─Sí, sí lo v-veo.

─¿Entiendes que yo tengo diecisiete y tú tienes trece años? Lo entiendes, ¿verdad?─ habló mientras lo agitaba nuevamente, el menor asintió varias veces logrando desacomodar sus anteojos. ─Nunca vas a poder estar conmigo porque apenas eres un niñito. Yo no ando con niñitos como tú. Mejor vete a tomar tu chocolatada si es que no sigues tomando un biberón.

Dicho eso, lo soltó con brusquedad y arregló su apariencia antes de irse caminando tras perderse entre muchas otras cabelleras, pero para Minho, sin dejar de resaltar aún.

Y sí, comprendía que ese chico de cabellos azules era cuatro años mayor que él, y también comprendía que todos en la escuela hablaban de ellos dos. Pero nada podía detener a su pequeño corazón que comenzó a latir apenas entró a la secundaria.

Y Minho haría lo que sea para estar cerca del peliazul, aunque a veces con solo respirar, el otro se sentía humillado y avergonzado de tener un pretendiente como el azabache.