En las entrañas de un bosque se alza un imponente castillo. Desde sus ventanas, cada sombra analiza el mundo exterior. Sus habitantes salen a recorrerlo en la noche. Son muchas las sombras que la buscaban. Están impacientes.
Las otras aguardan su ll...
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EVANIA
Empujé con todas mis fuerzas las grandes puertas de aquel tétrico castillo. Si había sentido escalofríos al ver su silueta desde lejos en plena tormenta, la sensación que recorrió mi cuerpo al tocar aquella fría madera no tenía nombre o comparación alguna.
Un fuerte nudo se instaló en mi estómago a causa de los nervios. Pero ya había llegado tan lejos, que precisamente este no era el momento para dar marcha atrás.
Con paso inseguro me adentré a las fauces del castillo. En total desconocimiento de lo que allí dentro aguardaba escondido.
La luz de la luna apenas iluminaba la estancia y una larga alfombra roja enmarcaba lo que parecía ser el pasillo principal. Fue lo único que llegue a notar antes de que las puertas se cerraran de súbito, haciéndome saltar tontamente en mi lugar. Todo se vio sumido en la oscuridad entonces.
Ni un solo rayo de luna lograba filtrarse siquiera por las ventanas. A simple vista deducía que alguna tela pesada y oscura como el terciopelo actuaba como cortina entre el mundo exterior y el interior.
El silencio era casi sepulcral en la estancia. No era de esos silencios cómodos. Muy por el contrario.
Tal vez no era la decisión más inteligente del mundo refugiarse en un castillo abandonado en medio de la noche. Una valiosa deducción que me hubiera sido mucho más útil antes. Pero, por lo menos, había llegado preparada. Busque entre los bolsillos de mi chaqueta mi celular y encendí la linterna. Con un panorama más claro, comencé a caminar hacia adelante dejando a mi instinto decidir hacia donde ir.
A mi paso, observé a cada lado del pasillo una serie de cuadros colgados a la pared y cada tanto una armadura de cuerpo completo que simulaban estar custodiando la entrada. En las paredes, detrás de dichos objetos, resaltaba un color borgoña que se me antojo espeluznante. A muchos metros por encima de mi cabeza, note también una serie de candelabros antiguos. En pocas palabras, todo parecía lucir sacado de otra época.
Pero curiosamente nada en el lugar presentaba ni una sola telaraña enredada en los rincones o motas de polvo sobre alguna superficie.
Mientras una parte de mi cabeza procesaba todo y buscaba darle sentido a todo esto, me pregunté "¿Cómo es que un lugar así había estado dentro de aquel bosque tanto tiempo y recién ahora lo veía por primera vez?".
Primera vez...
Me encontraba aquí en este lugar por primera vez, pero un sentimiento vago de familiaridad picaba en alguna parte oscura de mi mente; muy en lo profundo.
Ignoré ese sentimiento de familiaridad al tener la sensación de que había alguien más. Fue solo momentáneo, pero sentí como si algo me rodeara. Como si algo parecido a una sombra merodeara, girando a mi alrededor y evitando astutamente ser vista o alumbrada.
Me replanteé entonces que es lo que estaba haciendo allí. Si buscaba un lugar seguro para pasar la noche, uno en donde me sintiera vigilada en definitiva no me transmitía nada bueno.
