Capítulo 1

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Imperium

Allie

Según la mitología griega, el mundo fue creado por cuatro poderes divinos: Caos, el vacío; Gea, la tierra; Tártaro, el infierno y Eros, el amor.

El instituto Imperium, en Londres, era una mezcla de los cuatro. Era reconocido por los adultos como el instituto que albergaba a los hijos de las familias más poderosas de distintos países europeos: narcos, mafias, embajadores, senadores, grandes empresarios, etc.

Por nosotros, los jóvenes, era reconocido como el típico instituto de niño rico. Ya tendrán una idea: autos costosos, ropa de marca, dinero por doquier y también, algunas cosas ilegales. Sin embargo, la mayoría de familias cumple con el estereotipo de padres poderosos y estrictos, por lo que los estudiantes muy pocas veces nos podemos salir con la nuestra.

Todo miembro de una familia poderosa, o casi todos, han pasado por ahí. No hay becados. Para el instituto, o eres todo, o simplemente nadie. Los profesores saben muchas de las cosas que pasan entre alumnos y son conscientes del peligro que representan su familias, pero no dicen nada. Como siempre en esta pequeña sociedad, el dinero lo compra todo.

Y aquí estaba yo, unos 3 días antes del inicio de clases, yendo a recoger mi horario y llave de habitación de mi primer semestre.

—Señorita Allie, hemos llegado —me dijo Arthur, el chofer de confianza de la familia.

—Arthur, cuántas veces te he dicho que las formalidades mejor déjalas para los adultos. Tú eres un amigo para mí. ¿Ok? Ahora ven acá y dame un abrazo que no nos veremos hasta vacaciones de medio año —le dije y abrí mis brazos para recibirlo. Arthur ha sido un gran apoyo en mi vida, siempre salvándome de n cosas. Nos ha visto crecer a mi hermano y a mí y muchas veces nos ha aconsejado cuando nuestros padres no pudieron hacerlo.

—Venga —me dijo y me dio un apretón fuerte—. Extrañaré su música extraña en el auto y comprar desayunos en el camino con usted. Qué rápido crecen, dejé a su hermano aquí hace dos años y ahora tengo que dejarla a usted —dijo un poco triste—. Ya vaya que se le hará tarde.

—Gracias por todo, Arthur. Tienes mi número, cualquier cosa que pase en casa me avisas y yo también te aviso cualquier cosa —le dije mientras me entregaba mis maletas— Dile a Doki que lo amo.

—Su cachorro está en buenas manos. Vaya con cuidado —dijo y sonrió—. Hasta luego.

Dicho esto se volvió a subir al coche y arrancó. Me quedé contemplando la imponente fachada del instituto. Si bien no era muy grande, tampoco era muy chica, pero a leguas podrías notar que era un lugar muy exclusivo y costoso.

La parte entre la puerta y el edificio era una especie de jardín. En el centro había una pileta de mármol blanco con una especie de tetera que botaba el agua en una cascada. Alrededor, todo era una serie de arbustos de distintas variedades de plantas, todas ordenadas por colores. Era como un arcoíris floral. Para llegar a la puerta que era la entrada al edificio, habían 2 escaleras a los lados y una rampa al medio. Todas con suelo de mármol blanco y una baranda dorada. Definitivamente todo destilaba exclusividad, y eso que aún estaba en la entrada.

—¿Vas a moverte o seguirás parada como si nunca hubieras visto un jardín? —Me dijo una voz que me sacó del trance en el que estaba— Vamos. Eres de una de las familias más poderosas del país, no vengas a decirme que nunca has visto algo así. Apresúrate, soy el encargado de mostrarte tu habitación y darte un tour, no tengo todo el día.

Volteé y vi que la voz era de un chico que estaba recostado en la pared. No lo había visto antes, pero se mostraba muy pasivo pese a su hostilidad. Parecía alto, su cabello era castaño desordenado y traía gafas oscuras que me impedían ver sus ojos. Vestía un pantalón y una camiseta negras que hacían contraste con su abrigo beige. Aunque era ropa de invierno y le cubría todo, se notaba que trabajaba en su cuerpo y en su imagen.

LinajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora