I.

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Todo va a estar bien.
Todo va a estar bien.
Todo va a estar bien.

Marta no paraba de repetirse aquello en su mente. No había podido dormir porque estuvo contrarreloj pensando en todo lo que había pasado, en todo lo que seguía pasando. En todo lo que gano y lo mucho que perdió luego de todo lo que vivió allí dentro.

15 personas habían llegado a su vida y la gran parte de ellas no mantenía un contacto con ella porque su alejamiento abrupto tomo los lazos formados y los "destruyó". Eso pensó ella todos estos meses donde, por más que quisiera decir que no fue así, los pasó mal.

—¿Por qué crees que necesitabas esta terapia?

—Porque me aleje de gente que quiero mucho y ya no puedo volver a ellos. No puedo volver a ella, esta mejor sin mi, siempre lo estuvo.
 

Marta trago en seco, mirando sus ondas perfectamente hechas ya que sabía que debía distraerse y lo hizo preparándose para esa cena. ¿Solo sería una cena? ¿Podrá llegar sin arrepentirse? ¿Me recibirán con los brazos abiertos?

Su respiración comenzó a alterarse en el momento que empezó a adentrarse en todos los temores que tenía en este preciso momento. Su terapeuta dijo que este sería el paso definitivo donde ella alcanzaría a ver por fin que no fue culpa de ella nada, si no que el destino quería que ella estuviese apartada de ese mundo y pudiese crecer. La vida no es color rosa pero todos merecían su momento.

Y lo tendría, de manera efímera pero lo tendría.



Luego de tomar el taxi, sabía que Natalia la estaría esperando. Solo ella sabía todo lo que ocurría en la vida de Marta la cual había desarrollado muchos pensamientos negativos la cual la llevó a tener ansiedad. Y vio cómo estos últimos meses batalló sola contra sus fantasmas, cómo logró despejar su mente pero aún había algo que no terminaba de soltar: María Villar.

Marta que guapa estás por dios, es que te juro que cada vez que te veo flipo más contigo.

Gracias Nat...tú igual estás muy guapa y siempre te lo he dicho, en otra vida seguro que querría que fueras mi chica.

Ambas empezaron a reír hasta que a Marta se le pasó por la mente todo los temores que tenía con los demás del grupo, sobre todo con María. Natalia apenas vio como su cara cambiaba, le tomó la mano y la entrelazó con la de ella, sin antes dejar un sonoro beso en la mejilla de la más pequeña.

No estás sola, cariño, que todo saldrá muy bien, ya verás.

Marta sonrió y con muchas fuerzas quitó gran parte de lo que pensaba, contando hacia atrás y cerrando sus ojos mientras dejaba sus pasos ser guiados por su mejor amiga.
Apenas se abrió la puerta ella volvió a abrir los ojos y notó que ya estaban todos en la mesa, hasta con sus respectivas parejas.

¡Ricuritas!
¡Chicas! Por fin sólo faltaban ustedes, ya pedimos la pizza.

Marta solo reía porque Marilia estaba encima de ella abrazándola con muchísima fuerza, lo cual la alegró hasta el fondo de su alma y el escuchar a Alba hablando rápidamente a Natalia la hizo reír.

Illo hace mucho tiempo que no venía a las reuniones...que sensación buena me está pasando ahora mismo.

Marta se detuvo a ver a todos sus compañeros los cuales charlaban entre ellos y sintió una mirada que la analizaba de pies a cabeza. María.
Le dedico una sonrisa algo torpe porque no sabía si debía ir a saludar a todos uno por uno pero gracias a Alba, la cual las hizo sentarse a las chicas en los puestos vacíos de su lado, se ahorró el saludo personal y pudo quitar la mirada de la rubia.


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