El bar estaba medio lleno cuando Marlon entró. Sus ojos reconocieron al vampiro en la lejanía, sentado en una mesa; esperándolo. Ambos habían hecho un pacto de no atacarse desde hace un año. Pero esta noche, el cazador escondía otras intenciones.
—Llegaste tarde —le reprochó.
—Pero estoy aquí —dijo, incorporándose en la mesa—. Eso es lo que importa, ¿no?
—Supongo. —Sonrió el vampiro—. Aunque es raro en ti; cuando nos conocimos, siempre llegabas antes de que pudiera asesinar a mis víctimas.
—¿Asesinar a tus "víctimas"? —El cazador no pudo evitar burlarse ante aquel comentario—. No me digas que ahora eres comediante, Alex.
—¿De qué te ríes, bobo? —El vampiro elevó el pecho, intentando demostrar superioridad; le gustaba actuar de payaso a veces—. ¡Yo era el monstruo más temible y peligroso de la ciudad!
—Claro —siguió mofándose el cazador—, sobre todo "temible". —Llamó al camarero y pidió una cerveza. Tras recibirla, sorbió un poco e instaló los ojos en el vampiro de nuevo—. Dabas lástima.
—Está bien, está bien... —Suspiró derrotado—. Apesto como vampiro.
Marlon bebió otra vez y continuó:
—A leguas se notaba que eras un recién transformado. Ni siquiera sabías usar tus poderes. Eras demasiado lento y asesinarte no habría tenido ningún mérito.
—¡Ya, deja de humillarme! —El vampiro colocó los codos en la mesa, llevando las manos a sus mejillas mientras hacía un puchero—. ¿Trajiste la sangre? Estoy hambriento.
—No.
—¡Marlon! ¡Teníamos un trato!
—La olvidé en casa —mintió.
—Entonces vamos allá. —Se levantó del asiento—. ¿O quieres que desate el infierno en la tierra? —amenazó.
El cazador soltó otra carcajada, y, luego de recomponerse, contesto:
—Sí, vamos. Ya es bastante deprimente verte en ese estado, no quisiera saber cómo te pones cuando no te alimentas.
—¡Oye, no estoy tan mal! —El vampiro escrutó su figura de arriba a bajo—. Un poquito flaco... Pero siempre he sido así, desde que estaba vivo.
—Solo bromeaba, tonto.
Marlon se paró de la mesa y dirigió los pasos hacia la salida mientras Alex lo seguía a sus espaldas. Las calles en la metrópoli eran inhóspitas y solitarias de noche; un panorama perfecto para los vampiros. Pero los cazadores eran vigilantes nocturnos y no les dejaban el trabajo fácil. Sin embargo, esta noche, un cazador y un vampiro caminaban juntos por la acera como si la infinita guerra entre ambos bandos no existiera.
—Es la primera vez que me invitas a tu casa —dijo Alex.
—No es una invitación. Olvidé traer tu comida y por eso estamos yendo. —Volvió a mentir.
—No te creo nada —habló el otro—. Sé que tienes otras intenciones. Se te nota a un kilómetro de distancia.
—Eres insufrible —comentó Marlon.
—Tú eres el único humano que me soporta.
—No soy un humano —declaró.
—Oh, cierto... —Un amago de asombro se asomó por su rostro—. Lo olvidaba.
Marlon notó que su albino amigo lo estaba escudriñando indiscriminadamente, con demasiado interés. Y conociéndolo tan bien como él lo conocía, era evidente que la curiosidad lo carcomía por dentro.
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El cazador de vampiros (+18)
Vampire(LGBTQ+) Marlon llegó a un acuerdo con un vampiro: si este dejaba de atacar humanos, él le proveería la sangre necesaria para sobrevivir sin que nadie resultase herido. Ya había pasado un año desde entonces y ambos habían cumplido con su parte del...