Te extrañé mucho, papá.

110 20 19
                                    

Sentí unas suaves caricias en mi rostro y abrí los ojos rápidamente.

-¡Papá! ¡Estás vivo! ¡No moris...

-No, mi amor, soy yo, Rose -parpadeé y miré a mi derecha, hacia la persona que me había despertado. Mi tía estaba sentada junto a mí -. Ya, levántate que llegarás tarde a la escuela -besó mi frente, se paró, y se dirigió a la salida.

-No fue un sueño, ¿verdad? -pregunté. Ella se dio vuelta lentamente y me miró. Sabía la respuesta, pero guardaba la esperanza. Ella negó con la cabeza y las lágrimas se acumularon en sus ojos, aunque intentó disimularlo.

-No, cariño, no fue un sueño -dijo con la voz algo ronca -. Tu padre murió ayer en un accidente de auto -una lágrima se escapó, pero la secó rápidamente -. Iré a prepararte el desayuno. Cámbiate y baja. Llámame si necesitas ayuda.

-¿Dónde está mi uniforme? -pregunté/grité ya que ella estaba bajando las escaleras.

-¡En el segundo cajón! -me gritó desde abajo, avisándome que escuchó cuando creí que no lo había hecho.

Me senté en la cama, concentrándome en el aire que el ventilador me proporcionaba. Necesitaba pensar. Necesitaba pensar en todo lo que había pasado el día anterior, algo que aparentaba ser tan lejano a pesar de haber ocurrido tan solo un día. Mis pensamientos se mezclaban, se superponían y chocaban entre sí, o al menos así lo sentía. La secuencia de sucesos no quedaba del todo clara. Mi padre, el hospital, mi tía... Marcaba un antes y un después, podía sentir cómo nada volvería a ser igual, la desorientación guiando mi camino y yo sin saber a quién seguir, como si una parte de mí se negara o no fuera capaz de enteder la situación y le pareciera que todos hablaran otro idioma. Supuse que empezar desde el principio me daría un hilo el cual seguir...

Antes que nada, cuando tenía dos años mi madre murió en un tiroteo, dejándome en los brazos de mi papá, y él murió ayer, un 28 de Diciembre, mi cumpleaños número 10, en un accidente de auto. Pero la explicación completa sería... Sacudí la cabeza antes de seguir. Así sólo repetía lo que probablemente me negaría a aceptar en mucho tiempo. Tomé un cuaderno,  algo para escribir y dibujé las palabras que em mi mente se amontonaban:
Estábamos con papá en el auto y el semáforo estaba en rojo, así que paramos
-¿Cómo esta pasando su cumpleaños la princesita? -me preguntó él.
-Papá, ya te dije que estoy grande para que me llames <princesita>, tengo 10 años -renegaba yo.
-Vas a tener cuarenta y yo igual seguiré llamándote así. Hasta que la muerte nos separe -dijo en un tono dramático.
En ese momento, en el auto, me reí, porque siempre jugábamos con esa frase del característica del matrimonio <Hasta que la muerte nos separe>, pero no creí que lo haría tan pronto.
-Papá, está en verde,
Él arrancó, al cruzar escuché un gran impacto a mi izquierda y perdí la conciencia. Cuando volví abrir los ojos estaba en un hospital. Empecé a llamar a mi papá con desesperación, y unas enfermeras se acercaron para tranquilizarme. Luego de un rato, me explicaron lo que sucedió.

Las lágrimas surcaban mi rostro. No me sentía tan mal después de haber dejado todo por escrito.

Luego de ir al baño y cambiarme, baj3 a desayunar con la mochila al hombro. Mi tía me esperaba con leche y tostadas con manteca listas. Estaba terminando cuando se escuchó la bocina del bus (yo iba en bus a la escuela). Me despedí de Rose y salí.

***

El día de escuela se me hizo más largo que de costumbre. Todo el mundo estaba encima mío preguntándome cosas, y créanme cuando digo que sus intentos por hacerlo "disimuladamente" no sirvieron para nada. Ahora estaba en el bus, volviendo a... casa. Al fin. Iba haciendo las tareas que no había podido terminar en clase. Para sorpresa de varios (empezando por el mismísimo chofer) no había desarrollado miedo o fobia alguna a viajar en vehículos ni nada por el estilo. Algo bueno, supongo.

La tarea era demasiada, y sabía que no la terminaría antes de llegar a mi parada, pero me ayudaba a distraerme... Quizás no mencioné que la razón por la cual me encontraba cursando la escuela a un par de días de fin de año era porque me había anotado en clases de verano para mejorar las notas.

Lo cierto es que luego de un rato me cansé y comencé a garabatear en el márgen de la  hoja. Mis dibujos eran imprecisos, mis pensamientos también. En cierto punto apareció la culpa, ya que en un primer momento yo fui la que le hablé, pero al mismo tiempo estaba en verde y podía pasar... Ya ni siquiera sabía qué pensar. De repente, sentí al vehículo en el que estaba viajando tambalearse, y mi primer instinto fue mirar por la ventana. Llegué a notar cómo el piso se acercaba rápidamente y, como si fuera una especie de deja vu, volví a perder el conocimiento. Sin embargo, esta vez no me desperté en el hospital. Estaba en una especie de túnel, iluminado por una luz cegadora a lo lejos. Discerní una sombra humanoide caminando hacia mí.

-Ven, princesita -escuchar esa voz me hizo llorar de felicidad y correr, sin pensarlo, hacia su dueño, la sombra -¿Cómo estás?

-Mejor ahora -le dije -¿Qué haces aquí?

-Vine a llevarte conmigo, si quieres... Entiendes lo que está pasando, ¿Verdad? -asentí. Él suspiró -Si quieres quedarte del lado de la vida... Puedes hacerlo. La decisión es tuya, lo que elijas estará bien.

-¿Y mamá?-lo interrumpí.

-La estoy buscando...-se arrodilló frente a mí, y me tomó las mejillas. Me miraba fijo-Ahora estás en coma, linda. La decisión de que esto se haga... Permanente, es tuya. Quiero que seas feliz. Allí en la tierra tienes una vida. Y aquí... -miró a su alrededor, y se volvió hacia mí -No sé cómo pueda llamarse esto ni por qué ni quién te está dando esta oportunidad, solo que es completamente tu decisión. ¿Qué eliges?-pensé por unos segundos.

-Tengo dos preguntas -él sólo asintió-Si eligiera la vida... ¿Recordaría esto? -sus ojos se cristalizaron.

-No lo sé.

-¿Por qué no te quedaste del lado de la vida, conmigo?-pregunté como pude.

- No tuve la oportunidad... Esta oportunidad de elegir que tú sí tienes...

-Quiero ir contigo, y que juntos busquemos a mamá-le dije segura, interrumpiéndolo, otra vez. Lo abracé -No quiero volver a separarme de ti. Te extrañé mucho, papá.

-Yo también, princesita -solté una pequeña risita, y él me devolvió el abrazo -¿Estás segura? -asentí -Entonces, apresurémonos, lo único que falta es quedarnos en este túnel por tardar tanto.

Caminamos por el túnel hasta llegar a la luz, al final. O quizás solo a un nuevo comienzo.

FIN.

Nota:

Esta fue la historia. Verán que cuando digo que será corta no miento. No voy a hacer la nota larga porque son las 03:51 am y yo editando esto. Así que, espero que les haya gustado. Adiós :)

CamilaXeneixe.

Te extrañé mucho papá [Historia corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora