Lo raro que es el día,
desde que nacemos, hasta ahora;
siempre buscando afecto barato,
vino enfrascado en botellas frágiles,
más frágiles que el viaje eterno a los lugares más vacíos dentro de nuestra consciencia.
Una habitación para dos, en cada rincón al que vayamos a escondernos;
y sobre todo, miedo,
miedo cuando caemos, y miedo cuando no hay nada que temer.
Uno de esos días solo despertamos,
descubriendo que vivimos en cunas, cantando melodías con agujeros en la garganta;
y otro agujero en medio de Vienna, en medio de la ciudad.
Me tranquilizo, porque sé que todo el mundo tiene que aprender alguna vez.
Pero, ¿y eso qué?
¿Por qué leer, por qué amar, por qué trabajar?¿Qué tiene que ver con eso el amor, la libertad o la vida?
Es la pasajera inconstancia adolescente, empujándonos a buscar otras opciones,algo menos triste para contar de ancianos,
algo más significativo para el sentido de la vida;
un nuevo amor, un nuevo hogar.
Escribía esto en medio de la noche, no me gusta escribir poesía en el día o a cualquier hora que esté sobria, no me gusta esta idea de percibir mis pensamientos, aceptarlos como si fueran amigos, porque no lo son. Los invito, los uso y los dejo, tal vez eso los hace sentir mal, tal vez eso me hace sentir mal a mí; tal vez soy un asco de persona. Pero uno no puede hacer nada cuando ya se acostumbró, cuando noche tras noche me recuesto sobre la almohada y deslizo los dedos en el frío de la sábana, entonces es el único lugar al que yo pertenezco. Es verdad que no quiero irme del lado de mi propia sombra, pero tampoco puedo, no puedo levantarme de la cama y abrirme la puerta; ni siquiera puedo estar de pie, he bebido demasiado durante las últimas horas.
Es difícil explicarme los sentimientos que transpiro cuando pienso en mí; se siente tan bien tenerme aquí, a mi lado, mejor que con cualquier persona, pero al mismo tiempo me siento juzgada. Es patético; arrastrada en el suelo sucio de la habitación que no he limpiado en semanas, pensando esta estupidez en vez de escribirla y lucrar con mis vicios. Puedo imaginar mis venas repletas de alcohol, de negación. Me desbordo en mis propias quejas, este es el peor de mis momentos, y también, el único que quiero recordar.
¿Cómo uno llega a esta situación?
Ginny es simplemente patética, creo que está peor que yo, quisiera que venga a abrazarme y decirme que puedo mejorar, me he pasado noches llorando solo por el pensamiento de que nunca volveremos a querernos así; está tan rota, tan hecha pedazos, y yo no puedo repararme ni a mí misma.
No me atrevería a dirigirle la palabra a Blaise; siento que lo hundí, antes de conocerme era tan alegre y gracioso todo el tiempo. Todos fuimos un asco con él, nunca quise hacerlo sentir tan solo, tan ignorado, pero tampoco me preocupé lo suficiente como para evitarlo. Me siento una egoísta diciéndolo, pero Theo no es el ideal para resolver un problema, nunca lo diría a nadie, pero él mismo es un problema. Temo que se vuelva loco en cualquier momento, no había visto a alguien tener problemas como él ahora mismo, desearía poder sanarlo, volverlo normal.
Sé que podría pedirle ayuda a Pansy, pero ella y yo solo somos amigas cuando sufrimos por amor o bebimos de más; sí bebí de más, pero ahora me debe odiar por lo que le hice a Draco, sé que lo prefiere antes de a mí. También sé que si le pidiera a Draco que me perdonara lo haría, solo que no quiero. Sentía que estaba fingiendo todo el tiempo, nunca supe quién era realmente, cómo amar a un extraño. Esto no era el desorden que es; yo comencé este maldito año siendo la estudiante más brillante del colegio, estaba aprendiendo, en qué momento me arruiné. No puedo verlo.
Estaba tan enamorada de él, pero nunca me hizo sentir como ahora, como lo hago yo y como lo hace estar tan borracha. Con él lo sentía todo, la carrera, el salto, el golpe, la recuperación; es mejor esto, no siento nada, es como si flotara por encima de mis emociones y mis recuerdos.
¿Cómo renuncio a lo único que me sana?
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~New Home~DRAMIONE
FanfictionEl colegio de magia y hechicería Hogwarts, se ha visto inmerso en numerosos cambios, gracias a la presencia de Victoria Hunter, una abogada, educadora y socióloga que se dispuso a ver cada corrupto y millonario mortífago detrás de las celdas por los...