EXTRA

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Cartas que Maxon
escribió para America

...

25 de diciembre, 16.30 h

Querida America:
Hace siete horas que te has ido. Ya he salido dos veces camino de tu habitación para preguntarte si te habían gustado tus regalos, pero, claro, en el último momento me he frenado, al recordar que no estabas allí. Me he acostumbrado tanto a ti que me resulta extraño que no estés aquí, recorriendo los pasillos. He estado a punto de llamarte unas cuantas veces, pero no quiero parecer posesivo. No quiero que tengas la sensación de que te quiero meter en una jaula. Recuerdo que la noche que llegaste dijiste que el palacio te parecía precisamente eso. Creo que con el tiempo te has sentido más libre, y odiaría quitarte esa libertad. Voy a tener que buscar algo para distraerme hasta que regreses.
He decidido sentarme a escribirte, con la esperanza de que eso me haga sentir como si te estuviera hablando. En cierta manera, es así. Puedo imaginarte aquí sentada, sonriendo ante mi idea, quizá meneando la cabeza, como diciéndome lo tonto que soy. A veces haces eso, ¿sabes? Me gusta esa expresión en tu rostro. Eres la única persona que pone esa cara sin que parezca que piense que soy un caso perdido. Sonríes ante mis peculiaridades, aceptas que existen y sigues siendo mi amiga. Y al cabo de solo siete horas ya empiezo a echarlo de menos.
Me pregunto qué habrás hecho en este tiempo. Supongo que habrás atravesado el país en avión, habrás llegado a tu casa y estarás segura. Espero que estés a salvo. Estoy convencido de que para tu familia es un gran alivio tenerte allí. ¡La encantadora hija pródiga ha vuelto a casa!
No dejo de imaginarte en casa. Recuerdo que me dijiste que era pequeña, que tenías una casa en un árbol y que el garaje era donde tu padre y tu hermana trabajaban. El resto he tenido que imaginármelo. Te imagino acurrucada en un abrazo con tu hermana o pateando una pelota con tu hermanito. Eso lo recuerdo, ¿sabes? Que dijiste que le gustaba jugar al fútbol.
También he intentado imaginarme entrando en tu casa contigo. Me habría gustado ver dónde te has criado. Me gustaría ver correr a tu hermano pequeño y recibir el abrazo de tu madre. Creo que sería reconfortante notar la presencia de tus seres queridos, oír crujir los suelos de madera o cerrarse las puertas. Me habría gustado sentarme en un rincón de la casa y quizás oler desde allí lo que se cuece en la cocina. Siempre imaginé que las casas de verdad estarían llenas de aromas de lo que se cocina. No llevaría nada de trabajo. Nada que tuviera que ver con el Ejército, los presupuestos o las negociaciones. Me sentaría a tu lado, quizás haciendo fotografías mientras tú tocas el piano. Seríamos Cincos los dos, como tú dijiste. Podría sentarme a cenar con tu familia, y charlar animadamente de diferentes cosas en lugar de susurrarnos los unos a los otros esperando nuestro turno. Y a lo mejor podría dormir en una cama auxiliar o en el sofá. Dormiría en el suelo, a tu lado, si tú me dejaras.
A veces pienso en eso. En dormir a tu lado, como aquel día en el refugio. Fue agradable oírte respirar, aquel sonido suave y cercano que me ayudó a no sentirme solo.
Esta carta no tiene orden ni concierto; parece cosa de un tonto, y creo que ya sabes lo que detesto hacer el tonto. Aun así, sigo haciéndolo. Por ti.

MAXON

...

25 de diciembre, 22.35 h

Querida America:
Es casi la hora de dormir e intento relajarme, pero no puedo. Solo puedo pensar en ti. Me aterra la idea de que puedan hacerte daño. Sé que si no estuvieras bien alguien me lo habría dicho, y eso me está volviendo paranoico. Cada vez que viene alguien a entregarme un mensaje, se me para el corazón por un momento, temiéndome lo peor: que ya no estás. Que no vas a volver.
Ojalá estuvieras aquí. Ojalá pudiera verte.
Estas cartas no te van a llegar nunca. Esto es tan humillante...
Quiero que vuelvas. No paro de pensar en tu sonrisa y de sufrir pensando que no la volveré a ver.
Espero que vuelvas a mi lado, America.

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