Capítulo 4 -Reunión-

258 11 5
                                    

No los comprendo. Ahora parece que se dan cuenta de la gravedad del asunto. Han destruido todo, apenas quedan existencias y la gente tiene hambre. No sé como pretenden quedarse aquí. Por ello, llevan dos días reunidos en el Consejo, junto a la casa de Robert. Solo uno sale a por agua o comida. ¡Uno! Se lo están tomando enserio. 

Después del anochecer, aparece por la puerta Fared y sus acompañantes. Todos armados hasta los dientes. Empiezan a recoger y después de un rato se colocan todos agrupados en mitad del claro rodeados por las jaulas y los prisiones solitarios atados en diversos lugares como yo. 

¿Se van?

Sí.

-No pensamos quedarnos en este cuchitril de sitio. Nos vamos –empieza Fared.

Miradas de sorpresa y esperanza se cruzan a través de los barrotes.

-Pero no por donde hemos venido-aclara.

Si no se dirigen al bosque, y a la playa... La playa. El mar. Ellos vienen del mar. Yo vengo del mar. No había pensado en ello. No me interesan que sepan quien soy o 

saben cosas que ni yo misma sé sobre mi pasado, sino que no soy la única que no ha nacido aquí, que hay alguien más allá en la otra orilla.

-Atravesaremos el Valle de las Sombras-grita como si anunciara una victoria en una guerra imposible poniendo más énfasis aún en las últimas 4 palabras.

Están locos. Ni con toda la suerte del mundo conseguirían llegar al otro lado.

-Saldremos por la mañana y... 4 afortunados vendrán con nosotros.

Podría ser una gran oportunidad para mí si quisiera suicidarme. Deseo ver lo que hay al otro lado, e incluso saber como es de verdad Cara o cruz, como todo el mundo, pero no estoy estoy tan loca como para comprobarlo.

Los hombres se dispersan y van eligiendo posibles candidatos. Y hay una chica. De pelo castaño y liso recogido en una elaborada trenza que le cae por la espalda. Alta, de ojos negros como una noche sin luna y labios rojos. Aparentemente guapa de no ser por su ceño fruncido y que se encuentra al lado de Fared. No sabía que una mujer era integrante de un grupo de hombres capaces de hacernos esto. Supongo que será como ellos. Estoy tan inmersa en ella que no me entero de que un hombre pasa junto a mí. Cuando me doy cuenta me pongo nerviosa, me pongo de pie y me vuelvo a agachar, acurrucándome para que no me vean. Él parece darse cuenta y retrocede. Pálida, temo que se fije en mí. Pasea sus ojos evaluándome. Sonríe y llama ala nuevo jefe. Necesito puntos para evitar que me recluya. Justo cuando Fared atiende a las llamadas de su vasallo, doy un salto y le doy una patada en la entrepierna con mi única pierna libre. Cae de rodillas y agacha la cabeza. Todos me miran. Por experiencia sé que cuando molestas a alguien como él, creído y dominante, te aparta inmediatamente de lo divertido. O lo que ellos en este caso consideran un privilegio. Por un momento me siento eufórica. Pero el que ha sufrido la patada en el punto débil, humillado, se levanta con los ojos inyectados en sangre y se lanza a mi cuello. Me grita escupiéndome en la cara.

-¡Ya basta!- grita Fared.

Al momento me suelta dejándome caer al suelo. Me lanza una mirada asesina y se aleja despacio con las piernas abiertas e intentando disimular. Una vez que este se incorpora al grupo reunido en mitad el jefe se vuelve en mi dirección señalándome.

-¡Tú!-grita.

Se me hiela la sangre solo de ver como su dedo me apunta. hace un momento estaba segura que lo que había echo era lo correcto, que me libraría de una muerte segura. Pero mi gesto obtiene el efecto contrario.

-Vendrás con nosotros.

El mundo se para. Mi mente no procesa esas 3 palabras. Un escalofrío me recorre el cuerpo dejándome hechos polvo los músculos agarrotados por el miedo. Escucho voces intentando negar la decisión ya tomada de Fared, quebradas quizás por el miedo, lejanas, como amortiguadas y no distingo a las personas que pertenecen. Unos puntos que aparecen me nublan la vista y apoyo la espalda en el grueso tronco. Parpadeo varias veces y la realidad me da una bofetada. Me han hablado a mí, me han elegido a mí, yo soy la “afortunada”.

Fared se acerca y con una rápido movimiento corta la cuerda que me ataba al almendro, me agarra del brazo y me arrastra al centro. 

Segundos después está junto a mí Bogdam, elegido a modo de venganza por decir una verdad que nadie se atrevió a gritar. Un par de fortachones sacan a un hombre. Un cazador bigotudo, de ojos claros y dientes perfectos cuya mujer murió tiempo atrás dejándolo al cuidado de dos gemelas imposibles de diferenciar. Y por último, tras un forcejeo desesperado sacan a un hombre bajito en demasía, de pelo rizado, mandíbula cuadrada y culo escurrido.

-Saldremos al amanecer-amenazó Fared.

Nos atan junto a las jaulas, cerca del consejo. La noche se me hace interminable. Nadie habla pero tampoco duerme. Es como si tuviera elefantes en el estómago, pisoteándome por dentro, aumentando mi nerviosismo. Comienzo a temblar y no es por tener frío. Estoy acurrucada en posición fetal sobre la fina hierba, evitando imaginar lo que pasará y concentrada en la respiración y en los latidos que van descontrolados.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 05, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¿Amor o Falsedad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora