Trascendente

Capitulo 4

Hitsugaya mantuvo los ojos cerrados, apenas medio consciente mientras escuchaba fragmentos de conversación a su alrededor. Descuidó la conversación en lugar de investigar lo mal que se sintió en ese momento. Solo recordaba los sueños febriles de Hyorinmaru, herido , del Kyuubi atacando brutalmente desde donde podía y de estar atrapado en el medio. No sabía qué hacer con los recuerdos, por fugaces que fueran, y pronto se le escabulleron entre los dedos y se convirtieron en cenizas.

Ceniza. Casi extrañaba a Matsumoto, lo cual fue suficiente para que se diera cuenta de que nunca admitiría eso en su cara. Ella simplemente lo asfixiaría con su seno.

Pero ahora todo le dolía de una manera especial y miserable que no había sentido en tanto tiempo. Lamentó poder sentir y decidió descuidar el movimiento en ese momento. Además, parecía que nadie a su alrededor se había dado cuenta de que apenas estaba consciente. Podía escuchar el final de su conversación y frunció el ceño.

Bien. Bien podría hablar en algún momento.

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"¿Cuánto tiempo ha pasado?"

La voz ronca del capitán atravesó la habitación, llamando la atención del ninja junto a su cama. Los ojos de Hitsugaya se abrieron, lentamente, y miró directamente al techo, inmóvil.

"Han pasado tres días desde la pelea con Kabuto. Acabamos de regresar a Konoha, pero has estado inconsciente en el hospital de Konoha", dijo Ino, frunciendo el ceño. La frustración cruzó la expresión de Hitsugaya por un momento fugaz.

"No. Desde que morí."

La pregunta flotaba pesada en el silencio, y no había nada que pudieran decir. El dolor aún estaba fresco .

"Cinco años", dijo Sakura, su propia voz ronca, su boca seca al recordar ese horrible, horrible día. Hubo un suave suspiro, y miró, viendo los ojos del capitán, tan azules, como los de Naruto, mirando al techo en estado de shock.

"Eso no es posible", respondió Hitsugaya, su voz era un simple grito ahogado. "Eso no puede ser correcto."

"¿Qué quieres decir?" Shikamaru abrió un ojo mientras planteaba la pregunta, inclinándose hacia adelante en su silla. Hitsuaya se arrastró, tomando un respiro.

"He estado muerto mucho más tiempo que eso", respondió, luchando por sentarse. Reguló su respiración aunque era áspera, con los ojos cerrados con fuerza. "No entiendo, el tiempo no funciona así, yo..."

Se quedó en silencio.

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Hitsugaya estaba en las alcantarillas. Había pasado tanto tiempo desde que se había adentrado tanto en su mundo interior, y miró a su alrededor, frunciendo el ceño en confusión.

"¿Hyorinmaru?" Él llamó. No hubo respuesta, su voz se escuchó en la extensión húmeda. Su labio se curvó, pero se movió hacia adelante, con los pies chapoteando incómodos en el agua antes de encontrar la habitación que siempre trató de evitar en todas las circunstancias.

Dos ojos rojos brillantes se abrieron, mirándolo. Había un rizo lleno de malicia en los labios del zorro, y habló, su voz atronó en la habitación y exigió respeto, miedo. Nada que Hitsugaya le daría. "¿Qué crees que sucede cuando arrancas una parte de un todo a otro bolsillo del universo?"

Los pensamientos de Hitsugaya corrieron, frunciendo el ceño. No podía reconstruir lo que eso significaba, sabiendo lo críptico que siempre era el zorro. Había estado lejos de este mundo durante demasiado tiempo para poder tejer un acertijo tan rápido, especialmente cuando todavía le faltaban tantas piezas. "¿Una parte de un todo?" Preguntó en voz baja.