Capítulo 1

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Apenas podía respirar, el aire era tan escaso y sofocante al mismo tiempo, sentía como se asfixiaba intentando respirar, y si no lo hacía probablemente perdería la conciencia. Pero con cada vez que lo intentaba las fuerzas no le eran  suficientes, además de aquella molestia sobre su pecho que se lo impedía con cada intento.

Todo era obscuro ante sus ojos llorosos y cansados causando aún más desesperación para aquel joven muchacho, y aunque intentará una o mil veces abrir sus ojos esto sería en vano pues sobre ellos habría aquella mascarilla de color negro que cubría completamente su vista causando que perdiera la visibilidad en aquel cuarto con luces tenues.
Estaba tan perdido en lo más profundo de su mente, todo parecía confuso, no podía razonar, aunque lo intentará o lo deseara.

El mismo causó ésto – se lo repetía una y otra vez, solo para el, en su mente que divagaba por intentar reaccionar –, tal vez más allá de la sensación que lo inundaba habría algo más, algún sentimiento que le era completamente desconocido.

Aquel chico que apenas empezaba a comprender el mundo, su propio entorno y las personas – tan ajeno a la maldad que lo podría estar acechando y siguiendo día a día, inclusive segundo trás segundo, no era aquella en la que el solía pensar repetidas veces prometiendo a si mismo acabarla y eliminarla, sino otra que estaba aún más cerca, tan cerca que podría sentir su aliento cálido chocar  contra su piel descubierta, causando que se erizara al sentirlo, tan indefenso ante ella, tan inocente a su presencia, a su lento y suave tacto sobre su piel  que pronto dejaría de serlo cuando esté lo tomara por completo aferrándose a el, a sus actos de doble filo que lo hacía subir al mismo cielo y bajar al infierno en ellos, al daño que le causaría si lo encontraba desprevenido, lo aprovecharía para causar dolor, sembrarlo en su alma, para que florecerá lentamente, enredando a su ser dejando solo un cuerpo vacío en su lugar –.

Tan cerca que nadie podría protegerlo ahora, probablemente ya era muy tarde para comenzar a retroceder y huir de el.

Los cuentos no son la realidad amarga con la cual te toca vivir, el mundo es tan hermoso como caótico. Y aquel joven necesitaría caer en aquel pozo de dolor y sufrimiento para poder darse cuenta de ello, despertar de su sueño creado por fantasías en su cabeza.
Tan perdido, pérdido en aquella oscuridad que empezaba a ahogar su propia mente, pérdido intentando contener su aliento para mantenerse consiente.
Jadeaba por poder respirar y encontrar palabras que estaban atrapadas en su garganta – tanto como el – gruñía, se resistía a esto, a este sentimiento dentro de el que cambió abruptamente, tal vez por fin podría verlo, ¿Pero porqué ahora?

¿Porqué cuando ya era tarde, para renunciar a él?

Deseaba el poder moverse, pero sus manos estaban atadas fuertemente con algunas cuerdas enredadas a su propio sufrir, impidiendo que pudiera moverlas, ni hacer nada más para cambiarlo. Doliendo tanto al mismo tiempo, pues aquéllas ataduras presionaban su piel suave, pura y pálida como la porcelana – al igual que frágil, tal vez como el mismo –, causando que la piel descubierta empezará a tornarse rojiza por la fuerza y el dolor.

Probablemente dejarían marcas sobre su piel, aquellas tonalidades rojas tenue y fuertemente moradas al unismo, con pequeñas partes visiblemente violetas, que ahora serían un adorno más en su piel. Un amargo recordatorio para el pero un arrogante trofeo a su adversario.

Probablemente las cuales ocultará una vez más.

Probablemente ocultaba no solo el dolor físico que sentía en estos instantes y sus secuelas que lo seguirán una vez más.

Probablemente ocultaba su propia fragilidad antes de romperse...

¿Intentas resistirte una vez más? – aquella voz lo hiso volver tan abruptamente al lugar y momento donde se encontraba, esa voz que conocía ya hace tanto, solo que en aquel instante le era tan ajena, tan amarga para su ser –.

TímidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora