quince

1.8K 228 57
                                    

— No creo que fuese lo correcto, mucho menos, seguro, cubrirme los ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— No creo que fuese lo correcto, mucho menos, seguro, cubrirme los ojos. — mis manos estaban extendidas, tratando de tocar alguna superficie que me diera una pista de donde nos encontrábamos, pero nada. Solo el aire que corría por entre mis dedos y congelaba, hasta cierto punto, mis manos era la única pista que podía tener.

Escuché la risa de Beomgyu y sus brazos se abrazaron a mi cintura con más fuerza, comenzando a guiarme, según él, desde atrás.

— Es divertido ver cómo tratas de sostenerte. — fue su única respuesta.— además era necesario para la sorpresa que te tengo.— escuché otra risita más y de pronto sus manos apretaron mis costillas, causándome cosquillas y haciéndome reír por igual.

Ambos parecíamos unos niños, no solo por la situación, sino también por las risas, los momentos que pasamos, nuestro comportamiento e incluso por la forma en la cual ahora nos encontrábamos abrazados y caminando.

— Beom... B-beom... — mi voz no dejaba de salir entre cortada, pues la risa no me dejaba hablar con fluidez. — ¡Y-ya, b-basta! — traté de sonar firme, pero lo único que salía de mis labios era risa y más risa.

Sin embargo, Beomgyu se detuvo y en esta ocasión tomó mi mano, entrelazando de inmediato nuestro dedos.

— Esto no es divertido. — dije al final de todo, pues seguía sin ver y el sonido de los autos que pasaban por nuestro lado era muy fuerte, incluso podía jurar que estábamos en una autopista, sin embargo, no creía que Beom fuera a arriesgar nuestras vidas de esa forma.

— Claro que lo es, además ya estamos a punto de llegar.

Hice un puchero ante su respuesta y lo único que me quedó fue callar y ser guiado por Beom, quién ahora iba delante mío.

No sé cuánto tiempo pasó, tampoco por dónde caminamos, pero en definitiva cuando nos detuvimos y me obligó a sentarme en lo que yo creía era una banca, supe que habíamos llegado.

Sus manos desataron la tela que cubría mis ojos y entonces miré algo borroso todo el lugar, sin llegar a reconocerlo por completo, ni siquiera por casualidad.

— ¡Bienvenido! — gritó, alzando sus manos en alto y provocando que su camisa se alzara un poco y me mostrara su linda pancita. Sonreí y él al parecer se percató de lo sucedido, pues de inmediato bajó sus manos y cubrió su vientre.

Pase mis manos por ambos ojos, tratando de poder ver con claridad, sin embargo eso no ayudó y solo los minutos sentado en lo que sí era una banca, me ayudó a ver mejor y notar que estábamos el frente del Río Han, el más famoso en la capital.

Me coloqué de pie y tomando la mano de Beomgyu, me dedique a admirar el lugar. Ahí se encontraba el puente y ya suponía que lo habíamos recorrido, pues los autos pasaban por ahí y al estar a una altura considerable, el aire corría con más fuerza.

— Ese es el puente Banpo.— Beomgyu me sorprendió al hablar de repente, para luego situarse a mi lado y abrazar mi brazo. — Lo tuvimos que cruzar para llegar, pero todo valió la pena. — miré de reojo a Beom y asentí, aunque aún no entendía que le veía de especial al lugar. Solo era el río siendo... un río.— Solo faltan unos minutos.— concluyó. Y entonces la curiosidad comenzó a picar dentro mío. No entendía a qué se refería, pero su emoción no era por nada.

𝗣𝗘𝗤𝗨𝗘𝗡̃𝗢 | yeongyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora