°•°Capítulo 3°•°

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Una vez dentro, me asombro el gran tamaño del lugar, el enorme techo, los acabados de madera y los candelabros finos.

- Vamos al salón - Dijo Tom tomando mi mano y sosteniéndola con su brazo.

Entramos y fuimos recibidos por varios de nuestros compañeros, sonreímos, saludamos y nos separamos por algunos minutos. Él rubio se rodeó de varios compañeros.

- Ey Tom ¿Llegaron juntos? - Preguntó un hombre de la producción.

- Je! Sí - El ojiazul muy reservado respondió.

- Vaya suerte la tuya, Lisa es bastante hermosa... Oye pero ¿Que pasó con tu novia? O... ¿Ya no es tu novia? - Dijo otro de los curiosos con la intención de hacer hablar a Tom.

Él solo sonrió y negó con la cabeza volteando a verme como pidiéndome ayuda. Pero del otro lado del salón yo también estaba en problemas. Las chicas de producción, como maquilladoras y de vestuario comenzaron con sus comentarios incómodos, trataban de hacerme sacar la verdad... Pero la verdad es que no pasaba nada entre aquel hombre que me hacía caer entre sus azules ojos y yo, nada más que una amistad.

- Que suerte le tuya, Tom es todo un bombón - Expresó una de ellas desnudando con la mirada a mi cita.

- ¿Y que tal besa? - Preguntó otra de ellas.

Sonreí irónicamente - No, no. Se equivocan el y yo no... -

En seguida ellas comenzaron a charlar, como si ignoran lo que yo acababa de decir. Miré a Tom, mis ojos lo decían todo, estaba completamente aborrecida, fastidiada e incómoda.

- Disculpen - Fué lo último que él le dijo a sus compañeros.

Se abrió paso entre los invitados hasta llegar a mí, estiró la mano y me llevo lejos. Vaya que ambos estábamos avergonzados con tales preguntas.

- Con su permiso, me llevaré a mi acompañante - Dijo mientras todas tenían la mirada puesta sobre él.

- Uuufff... Gracias, me has salvado la vida - Suspiré profundo.

- Creo que ambos estábamos en un aprieto, pero tenía que ser yo quien fuese a tu rescate. No te abrumes, no tenemos nada que ocultar, y cuando llegue el momento de decir algo lo haremos - Habló tranquilamente.

<<¿Decir algo? ¿Como de que? Ay no! Soy tan tonta que no entiendo si son señales o simples comentarios>> Me dije a mi misma quedándome en silencio.

- ¿Si? - Preguntó Tom al ver que no reaccionaba.

- Ah si, si -

- Vamos a la barra del bar ¿Gustas beber un trago? Para calmar estos nervios -

Vaya que quería relajarme, así que con gusto acepté. Ordené un whisky al igual que él.

Dí un trago a mi bebida - Talvez... Deba despedirme e irme a casa. Deberías celebrar tranquilo con tus amigos -

- ¿Que? No, no... Si tú te vas yo me voy contigo. Llegamos juntos y nos iremos juntos - Habló seguro, con una gran sinceridad en el rostro.

Bebimos un par de tragos más. El calor del salón lo hizo despojarse del saco y aflojar su corbata. Estoy segura que ni él ni yo estábamos ebrios, solo un poco sonrojados y desinhibidos gracias al alcohol. Se levantó al baño y unos minutos después volvió a hacerme compañía.

El DJ hizo escuchar "Blinding Lights", una canción que se ha vuelto popular en las fiestas, la mayoría de los invitados se pusieron de pie y caminaron a la pista para bailar. Tom y yo hicimos lo mismo, nos incluimos a la diversión.

Estábamos bailando, en verdad estaba distraida levantando las manos y moviendo sin parar los pies, tanto que no noté la forma en que el rubio tan alto me miraba. Me tomó por la cintura y se acercó a mi hablándome al oído, causando estremecimiento en mi piel.

- ¿Podemos hablar a solas? - Preguntó casi en forma de susurro.

La pregunta me asombró y me emocionó al mismo tiempo, pero me porte de forma normal o lo más que pude. Quería gritar y arrojarme a sus brazos, diciendo "Sí, si quiero!"... Pero me contuve y solo asenté con la cabeza. Caminó hacia el ascensor mientras yo lo seguía de cerca. Ni siquiera miré hacia atrás o a los lados, no me importó darles más de que hablar a todos los chismosos.

Sacó una tarjeta de la bolsa de su pantalón y la observó por un momento, después la regreso a su bolsillo. Entramos al elevador, enseguida las puertas cerraron con solo nuestras presencias adentro.

El movimiento del transporte mecánico causó en mí vértigo. Hice un sonido de queja con mi boca en reacción a mi mal estar. Eso es lo que siempre hacían los elevadores en mi, me mareaban. Sin darme cuenta ya estaba agarrada a Tom cuál gato con miedo al agua. Me pegué a su pecho, cerré los ojos y lo agarre fuerte de la camisa.

- ¿Estás bien? - Preguntó consternado.

- Ay lo siento, no quería que supieras acerca de uno de mis mayores miedos... Pero no lo soporto, le temo a los ascensores - Respondí aún con los ojos cerrados y las mejillas carmesí.

Extendió sus brazos y los pasó por mi espalda, correspondiendo a mi miedo y cubriéndome con su seguridad.

- No tengas miedo, aquí estoy para protegerte - Habló despacio pero muy claramente, haciéndome entrar en confianza.

Abrí lentamente los ojos. Escuché el latido de su corazón como una dulce melodía en mis oídos, y de pronto el miedo se esfumó. Era como si lo conociera de toda la vida, como si él pudiera calmar mis nervios y ansiedades con tal solo unas palabras. Alcé mi rostro para poder agradecerle, por su ayuda, por su apoyo, por todo. Sus ojos me dejaron muda, esos ojos me embrujaban y me entorpecían brutalmente.

Su mano subió hasta mi mentón. Su rostro cada vez estaba más cerca del mío, mi respiración se aceleró mientras mis ojos brillaban de la impresión. Y como un estallido de emociones, sus labios se juntaron con los míos, ambos cerramos los ojos para sentir la satisfacción de estar unidos como uno solo en un apasionado beso. Su lengua entro por mi boca, acariciando con detenimiento su interior, rozando mi lengua, mis encías y mi paladar. Su saliva tan espesa tenía sabor a whisky mezclado con chocolate, era tan exquisito.

Las puertas se abrieron y nosotros continuabamos conectados. En el pasillo alguien hizo un ruido que llamó nuestras atención. Nos separamos, él miró a la derecha sobre su hombro y yo a mi izquierda, sobre el corredor. La única persona que había era la mucama que estaba terminando de limpiar las habitaciones recién desocupadas.

Suspiré, vaya susto. En verdad creí que alguien más nos había visto. No me importaba el que dirán, más bien me preocupaba causarle problemas al buen Tom.

Él ingles me tomó de la mano y me jaló por el pasillo hasta llegar a la puerta de una habitación, saco la tarjeta y la metió por un lado.

<<Oh! Así que eso es una llave>> Pensé.

<<Oh! Así que eso es una llave>> Pensé

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Ojos Oceanicos (+18) Songfic FINALIZADA✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora