ELYON - JASPER HALE

- Capítulo 2 -

Corro a gran velocidad por el bosque, siguiendo esa sensación, que con cada día que pasa descubro más; por ejemplo en este momento no solo puedo sentir lo que me rodea y diferenciar lo muerto de lo vivo, las razas o especies, sino que ahora puedo ver su cuerpo como si fueran rayos x, puedo ver su sistema nervioso, muscular, sanguíneo, sus órganos y huesos; Puedo saber si está enfermo o no, si está lesionado o tiene alguna herida, también puedo saber la edad y las intenciones que tiene; mejor dicho puedo obtener cualquier información de lo que me rodea, incluyendo cosas que han sucedido en el pasado cosa que me sorprende.

También puedo saber cuánta distancia está, y el entorno en el que se encuentra. Mis oídos pueden captar los sonidos hasta de su corazón, el riego de la sangre, su respiración o el aleteo (si es un animal con alas).

Por el momento es lo que he descubierto, pero en este preciso momento no me sirve de mucho, pues, estoy corriendo de lo que yo conozco como cazadores, aunque sé que están a mucha distancia de aquí. Sé muy bien que me alcanzaron a ver, por lo que en este momento estoy muy preocupada por mi futuro.

Me detengo justo antes de entrar a la ciudad, el miedo me vuelve a invadir, los recuerdo que viví aquí por sorprendente que sea me causan malestar; aprovechando que es de noche y que la mayoría de la ciudad está dormida decidido entrar y recorrer las calles que solía caminar con mis padres y con Alice, me detengo justo frente a la que fue la casa de mis padres, esta está vacía y desatendida, en mi mochila están los papeles que me respaldan como la legítima dueña de la propiedad, de esa y de la casa de los abuelos, solo que a esta última si planeo venderla, lo que vivió allí, el infierno del que salí quedó grabado en sus paredes y no planeo regresar nunca a ese lugar.

Entro en la casa, y solo me llevo la sorpresa de que está vacía, carente del calor y hechos recuerdos muebles, ya no está la mecedora que mi padre solía usar, ponme en sus piernas y consentirme hasta que durmiera, tampoco está la mesa a la que solía sentarme a comer con mi familia, ni los juguetes con los que solía jugar con Alice... No hay nada, salvo el color deteriorado de sus paredes y el polvo acumulado por los años.

La impotencia me invade, la furia burbujea en mi sistema y las ganas de gritar de dolor me consumen, pero me contengo. No dejaré que esta gran debilidad, ni esta última afrenta hecha por esos seres despreciables, me desgarre más de lo que ya estoy. Doy media vuelta y frente a mí, al otro lado de la calle, se encuentra la casa de ese hombre, el verdugo de mi mejor amiga, casi hermana, y curiosamente, un amigo frecuente en la casa de esos monstruos.

Puedo notar que esta se ve bien cuidada, ha tenido algunos cambios, pero no son significativos, no para mí; en lo único que ha cambiado, es en las antiguas decoraciones que la madre de Alice solía poner en su jardín.

— Alicia... —

Si quiero saber dónde la llevaron, debo buscar en sus cosas, las cuales sé perfectamente que están escondidas en esa casa, aunque eso flagele mi espíritu y desintegre mi cordura agonizante; a paso calmado y asegurándome de que nadie me ve, entro en la casa y empiezo a mirar todo, esta vez permito que mi poder (así decidí llamar a lo que me sucedía) haga su trabajo.

De este inmediato se activa y siento como algo venta de mí y se extiende varios kilómetros a la redonda, la información que obtuve de todo lo que cubrió mi poder, me llega de sopetón, lo que causa que me desestabilice un poco, pero rápidamente me repongo; utilizando mi aún activado don me dirijo hacía, el que por la información que obtuve, es el despacho del señor este.

— Maldito imbécil. — Gruñó muy bajo.

Entro con cuidado, y gracias a que mi don me dice que información está en cada objeto, descubro que la información, sobre el centro psiquiátrico donde llevaron a Alice, está en su escritorio, en el cajón del lado izquierdo, muy al fondo, cubierto. por una pared falsa que simula ser el final del cajón.