'٬⸙ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ³•

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Una corriente de aire frío se extendía por toda la plaza, muy pocos eran los comerciantes ambulantes distribuidos por aquel amplio lugar. Una plaza donde en el verano muchas personas compartían entre sí, innumerables negocios se montaban, y las palomas esperaban impacientes a la señora de las migajas de pan cerca de la fuente. Ahora no es igual, después que anunciaran de que este invierno sería más frío que los anteriores, la plaza había perdido su esplendor.

Finales de noviembre, aún nadie podía imaginar que el otoño estaba culminando, el tiempo se había ido con rapidez, mientras que las temperaturas bajaban considerablemente a medida que diciembre se aproximaba.

Alguien se había distraído de la clase de la Señorita Choi, y no precisamente por jugar con el teléfono o quedarse dormido en plena clase, sino por estar observando lo que hacía un compañero suyo en ese instante.

Sus ojos no podían apartarse del chico, ellos se encapricharon en detallar cada movimiento que realizaba. Cualquiera que se diera cuenta pensaría que lo acosaba, bueno... una chica en particular lo había notado, y ni siquiera se inmutó porque tenía la costumbre de ver este tipo de escenas en las historias que diariamente leía. Una sonrisa discreta apareció en sus labios y siguió prestando atención a la lección.

Woojin se había exhibido ante cierta chica, la forma en la que miraba a Christopher mientras escribía en un pequeño cuaderno sobrepuesto en su libreta de Química. De vez en cuando disimulaba que escribía en la última para que la profesora no sospechara, aunque una persona no corrió la misma suerte.

Bueno, mi clase por lo que veo no es interesante para usted Señorito Kim ─una joven de unos 27 años se hallaba de brazos cruzados y ceño ligeramente levantado, a escasos centímetros de la mesa esperando una respuesta─ Debería estar atendiendo, esta materia tiene un examen a mediados de diciembre y será trabajoso.

Todos se voltearon hacia atrás para contemplar lo que ocurría en una de las últimas mesas del salón. El joven no sabía que responderle, él no podía decirle que la clase no era de tanta relevancia como lo era estar pendiente de lo que hacía y deshacía Chris. Después de ese día, Woojin se mantenía alerta, si estaba cerca de él lo vigilaba constantemente porque temía que se volviera a repetir, temía que su vida otra vez corriera peligro. Él trataba que eso no sucediera nuevamente, debía de evitarlo a toda costa.

Sigo esperando por usted... ─recordó la profesora─ Si no responde ahora, responderá delante del director.

¿Responder ahora o ir a la dirección? Responder será entonces... eso lo decidió en tan sólo un segundo después de escuchar la advertencia.

Ehhmm... y-yo me quedé mmmmm─ miró a BangChan con disimulo unos dos segundos, mientras sus nervios ascendían al ver que aún seguía escribiendo, a saber que es lo que era.

La profesora que no le quitaba el ojo encima a su alumno, se percató de que había observado a alguien en específico en un breve tiempo. Mientras que todas las miradas se concentraban en Woojin, un chico de rizos rubios y de piel pálida se había negado rotundamente ante aquella decisión grupal y eso provocó que también lo atraparan cuando la profe se giró y comenzó a avanzar hasta él.

Dicen que las personas nacen diferentes. ¿Pero por qué se siente como si todos fuéramos iguales?... una voz femenina comenzó a recitar en alta voz lo que había plasmado Bang en su cuaderno─ ...Nuestro cerebro fue lavado en el mismo sistema. Esperan perfección... Mmm

Su corazón empezó a palpitar estrepitosamente cómo si fuese a salirse de su lugar, no tenía escapatoria alguna.

¿Entonces cómo podemos ser diferentes? ─la lectura finalizó para proseguir la opinión de la profesora de Química─ Muy profundo, en verdad tiene mucho talento para escribir, pero ─hace una pequeña pausa y emplea un tono sarcástico─ me temo que no está en clase de Literatura y yo tampoco la imparto.

I am You •WooChan• [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora