❀ Do KyungSoo no solía creer en el destino, había trabajado duro toda su vida para ser un cantante reconocido y pese a que algunas veces la vida le ponía obstáculos, nunca creyó que los más difíciles tendría que superarlos al lado del guardaespaldas...
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01: Encuentros
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Ese día se había despertado antes de lo normal, por lo general siempre acostumbraba a llegar puntual a la oficina donde recientemente lo habían contratado, sin embargo, ese día había llegado con mucha anticipación.
¿Estaba nervioso? Podría decirse que una parte de él lo estaba, le habían comentado muy entrada la noche en una llamada telefónica que debía presentarse en la agencia a primera hora ya que sería asignado a uno de los artistas, pero cuando escuchó el nombre del susodicho a través de la bocina del teléfono, se sintió extraño.
Por supuesto que todo el mundo conocía a Do KyungSoo. Y todo el mundo lo incluía a él, fuera por anuncios publicitarios o porque a su sobrina le gustaba escuchar su voz porque según ella era «angelical».
La primera vez que JongIn vio una presentación del joven, se percató de que en verdad podía ver emanar el talento de sus labios, que su aura desprendía encanto y que su sonrisa era demasiado peculiar, demasiado agradable.
Esa era la palabra con la que la gente ㅡespecialmente los fanáticosㅡ solían hablar de Do, como un artista carismático y también bastante honorable, sencillo.
Era la sensación del momento, la estrella principal de la agencia para la que trabajaba y lo cierto era que no tenía mucha idea de por qué lo habían enviado con él hasta ese momento.
JongIn observó el periódico en la superficie blanca de la mesa, todo en aquella habitación era demasiado impoluto, las paredes que estaban prácticamente vacías y los muebles del mismo color hacían que la luz se intensificara en sus pupilas castañas hasta casi provocar que se lastimaran.
El contraste con las letras negras era agradable, pero no la noticia en sí, que acusaban al idol de haber ocasionado un gran alboroto. No tenía idea de que el muchacho fuera un rebelde, mucho menos que gustara causar problemas, JongIn había pensado que por el contrario, era uno de esos niños serios que hacían exactamente lo que se les decía.
ㅡ Buenos días Kim.
ㅡ Park... ㅡ JongIn asintió a manera de saludo al recién llegado, su compañero de trabajo y que al parecer ahora también formaba parte del nuevo equipo de seguridad.ㅡ ¿Han dicho algo más?
El muchacho que era incluso más alto y delgado que él, negó un par de veces antes de continuar. ㅡ No, simplemente que esperemos aquí, van a traerlo acá después de hablar con él.
JongIn asintió, estaba por hacer otro comentario cuando la puerta se abrió repentinamente y entraron un par de personas más, acompañando a otras dos que entraron un par de minutos después.
A sus casi treinta años de edad, a JongIn no le sorprendían muchas cosas, había tenido una buena vida ㅡsegún élㅡ y la seguridad que podía desbordar era uno de sus máximos expositores en cuestiones laborales. Era determinado y sus trabajos anteriores habían sido siempre impecables. Había trabajado en una agencia de seguridad y no había tenido problema alguno siendo guardaespaldas de un chaebol. Pero había decidido dar un giro a su vida por un tiempo y ahora se encontraba en ese lugar, con los ojos bien abiertos mientras el cantante entraba en la habitación finalmente.
