Solo estoy algo triste, algo cansado

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Bajó del taxi dando un portazo, escuchó la voz del conductor llamarlo mientras corría cuesta arriba con el teléfono pegado a su oído.

"Lo sentimos, el número marcado..."

Colgó antes de escuchar el resto del mensaje, marcó nuevamente a la vez que apretaba los dientes con fuerza, la puerta del hospital se abrió y fue directamente hasta la pequeña recepción.

-Ryu- soltó con el poco aire que le quedaba- ¿dónde está Isaka Ryu?

La enfermera frente a él debía tener por lo menos unos cincuenta años; pero a todas luces se veía mayor, la mujer no demostró intenciones de nada que no fuera mirarlo con fastidio.

-Tsk- chistó molesto

Tal vez si estuvieran en otra situación durante aquel encantador día de octubre Kaoru hubiera usado esa simpática sonrisa con la que siempre se salía con la suya.

La sonrisa de un niño mimado, le decían con frecuencia

Pero ese no era un día cualquiera, no tenía tiempo para tonterías.

-Dígame dónde está Isaka Ryu- dijo con la voz más gruesa que consiguió.

La mujer abrió la boca para protestar; pero el castaño la cortó tajante.

-Ahórrese sus quejas y dígame dónde está mi novio.

Algo afectada y con el ceño fruncido buscó el informe de entrada del joven.

-Isaka Ryuichirou, le están practicando un lavado de estómago en este momento. Tiene que esperar aquí.

Caminó con pesar hasta el asiento más cercano y se dejó caer sintiendo que el mundo se venía abajo sobre sus hombros.

Apretó los dientes una vez más y marcó con ira el número que sabía de memoria, nadie contestó; pero esta vez espero la contestadora.

"¿Hanako? soy Kaoru ¡te llamé quince malditas veces! Ryu, sí, tu hijo intentó suicidarse, está en la sala de emergencias del hospital ¿Por qué no viniste cuando te llamaron? ¿qué clase de madre eres? Espero que sepas que, si no apareces ahora esto se acabó; me voy a encargar personalmente de que tú y tu estupidez se vayan directamente al diablo"

Colgó y se cubrió los ojos con las manos, dejando que la pena recorriera el camino hasta su corazón, permitiéndose llorar en silencio por el más pequeño.

Debió verlo venir.

Cuando se cortó el cabello repentinamente o cuando lo encontró despierto en la madrugada, en esos momentos debió saber que pasaría; pero simplemente no lo hizo.

Los demás solían decir que Isaka había cambiado a los diecinueve, que cuando su padre murió se llevó toda su alegría; pero Kaoru sabía que no era así.

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La primera vez que lo ve tienen solo catorce años, están en la dirección y Kaoru es todo un manojo de golpes y sangre reseca.

Peleonero, Buscapleitos, insolente

Es como lo describen todos, así que no es novedad verlo allí esperando su castigo, como siempre llamarían a su madre y siguiendo la rutina ella le diría que se justifique; pero él jamás se justifica porque no sabe cómo explicar que simplemente está molesto con él, con su padre y con el mundo.

Piensa en eso cuando siente un pinchazo en su herida recién hecha.

-Auch- se queja volteándose

Too sad to cryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora