La fruta del árbol

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Sobre una verde colina, descansa un árbol cuya fruta es material de leyendas, muy pocos han accedido a ella, y una maldición protege el lugar.

¿Valdrá la pena combatir las fuerzas que rodean al mítico árbol para así probar su fruto?

Pues hay un caballero que cree que si lo vale. Lleva tiempo observando la colina desde la distancia, viendo cómo la rosada fruta, que madura sólo cada 10 años, está allí disponible para que alguien vaya y le de un mordisco. Pero debe apurarse, ¿y si otro se percata de la fruta y trata de robársela? 

Debe pensarlo muy bien, pues el camino no es fácil, hay cientos de metros de una selva plagada de una enredadera de enormes púas que crece y crece, volviendo cada día más difícil el acceso.

Pero hay algo que el caballero no sabe, el árbol también está ansioso porque alguien llegue a probar su fruto, nadie cree que valga la pena el esfuerzo, después de todo, es sólo una fruta, y eso pone muy triste al árbol, ¿Cuál es el propósito de elaborar con tanto esfuerzo una fruta tan especial, si nadie luego querrá tomarla?

Durante varios días el caballero se acercó al lugar y observó las enredaderas, para luego retirarse y esperar al día siguiente, no se anima, la travesía parece muy difícil, y una vez esté dentro de la zona maldita, podría ser peligroso, ¿Quién sabe cuánto puedan herir esas púas?

Otro que cada día se decepciona es el árbol, todos los días ve como decenas de caballeros se acercan, dan unos cuantos espadazos a la maleza y se van, ninguno cree que valga la pena el esfuerzo, ¿Por qué? Mi fruto es muy especial, se que si alguien pudiera abrirse paso y llegar aquí, notaría que si lo vale, y se encontraría con algo tan especial que se sentiría muy mal por no haberse animado antes a encarar la aventura.

Pero un día entonces lo ve, al apuesto caballero, que se acerca totalmente decidido, con su gran espada y su melena al aire, ha estado entrenando por mucho tiempo, y es su hora.

El caballero comienza a cortar la maleza con gran precisión, el árbol alienta por él, quiere que lo logre.

Su espada en algunos tramos golpea despacio, en otros golpea fuerte, sabe muy bien lo que hace, la enredadera no tiene oportunidad, el camino es largo y tortuoso, al caballero le toma tiempo cruzarlo, primero días, luego semanas, por último meses...

Poco a poco el caballero se acerca al árbol y la maleza se va deshilachando, poco a poco las defensas caen y el caballero llega a su objetivo, él está muy contento, lo logró, por fin está ahí, por sin sentirá el sabor de la fruta que tanto deseó y por la que tanto luchó.

El árbol está emocionado, llegó la hora, el caballero extiende su mano y toma el fruto, abre su boca y le da un mordisco, saborea... el sabor no lo convence, no parece nada fuera de lo común, una manzana seca, poco jugosa, ¿Éste era el gran premio?¿Por esto tuve que luchar contra esta maldición?

El caballero deja de comer luego de dar tan sólo un mordisco, y arroja la fruta al suelo, se da media vuelta y se va por el camino que abrió hasta el lugar.

El árbol, angustiado y nuevamente sólo en su colina, comienza a llorar. Sus lágrimas alimentan a la enredadera que crece más fuerte que antes y se cierra detrás de cada paso del caballero, la maldición recrudece y el camino será para los futuros aventureros más difícil de transitar que antes.

Mientras tanto, en la colina, junto a la fruta caída, yacen otras cientos, todas ya hace tiempo que se marchitaron y se consumieron, mostrando a la luz su centro, su núcleo, donde se encuentra el hueso, el dorado carozo brillante de oro puro.

La fruta del árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora