Más allá de la muralla

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Jean compartía muchos gustos con Imiza, les encantaba correr, jugar en las lagunas, abrazarse, y reírse de las idioteces del otro. No era poco curioso que los pequeños se llevarán tan bien, pues sus madres eran grandes amigas, cada vez que ambas tomaban el té, Jean e Imiza aprovechaban de hacer de las suyas, aunque la mayor parte del tiempo miraban el cielo incesantemente

- Jean, ¿has visto lo bonito del color de hoy?- pregunto la oji verde, apoyando ambos brazos tras su cabeza, mientras que el castaño la miraba extrañado mientras giraba su cabeza

- Creo que se ve igual que siempre- el pequeño no veía gran complejidad en la puesta de escena que contemplaban sus jóvenes ojos, pero Imiza no tardó en replicar

- Claro que no Jean, hoy está más cálido, es casi como abrazar a mamá, mira los colores de las flores - Resalto, el niño observó detenidamente la imagen frente a sus ojos, el sol iluminaba gran parte del valle, dejando gran parte de la desolada puesta bañada en oro, observo a su pequeña compañera, los rizos obscuros en la parte baja de su cabellera reposaban en su espalda moviéndose en vaivén y sus ojos verdes, parecían maravillados- es como si tus ojos colorean las flores

Imiza dijo lo último feliz, pues amaba completamente a su compañero de andanzas, era su único gran amigo, y además lo sentía como su gran hogar, aunque no tardó mucho en decir en correr a jugar con los grandes pardos de flores, dejándo a un Jean un poco paralizado, al retomar no dudo en seguirla

- Hey, Imi regresa - grito mientras su cuerpo se agitaba

- Atrapame, si puedes- Imiza corrió creando así una carrera interminable.

- ¡Imiza!, Bájate del árbol, está muy alto-grito el pequeño

- Claro que no eres un viejo aburrido- respondió alegando, ya que su acompañante no deseaba precisamente soltar los pies de la tierra

- No, solo tengo un poco de descencia por mi vida, Baja de ahí, y comienza a respetar a tus mayores

- Un culo tu de mayor Jean, eres solo 10 meses más grande que yo - termino con una risa la frase.

- 10 años y 9 meses mayor, siempre serás una enana para mí, ahora baja rápido antes que tu madre te encuentre ahí arriba, no creo que quieras quedarte sin magdalenas- el pequeño puso sus manos en su cadera esperando una respuesta

- que tengas doce y yo once, no te hace tener mi control - saco la lengua de su boca - de todas formas, deberías subir estas tan arriba que puedes tocar el cielo con tus manos, ¡Casi puedo ver más allá de las murallas!

- No seas una mentirosa Imi, y baja, porfavor- respondió de una manera cansada, la pelinegra bajo del árbol a regañadientes, observo a Jean al momento de estar abajo, y le mostró su mano

- Listo sana y a salvó

- Vamos pequeña torpe, antes que nuestras madres nos regañen- agrego el castaño

- Antes de partir quiero dejar en claro que no soy pequeña, ni torpe - ambos rieron por lo último, si algo sabía el par es que la pequeña era bastante torpe y despistada, algo que a jean de cierta manera le causaba bastante ternura.

Caminaron un tiempo por el prado de vuelta, ambos en silencio, la más pequeña estaba pensado con el aire que tocaba su rostro, mientras el mayor, solo tenía sus manos en sus bolsillos

- Jean

- Mh - recibió como respuesta

- ¿Crees que si salgo de la muralla podré encontrar a mi padre alguna vez?

Blume (Jean Kirstein)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora