I. Konoha

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Llevaba media hora en silencio mirando al hombre anciano de barba larga que había aparecido frente a mi en aquella oscuridad en la que acabé después de mi muerte.

-Dumbledore, ¿vas a llevarme a otro mundo o este es el lugar al que van las almas tras la muerte?

-Dos cosas. La primera, háblame con respeto, soy Dios, no un mago de pacotilla y segundo, ya era hora de que reaccionases. Debemos darnos prisa, que hay cola para reencarnarse.

Miré atrás, pero no vi a nadie cerca, pero quien sabía como funcionaban las cosas en ese lugar, así que me encogí de hombros y volví a mirar a Dios.

-Te voy a llevar al Universo de Naruto-me explicó-Ahí estarán otros reencarnados, en los cuerpo de otras personas a las que tal vez veas pronto, tarde o nunca, quien sabe... Ellos serán quienes escojan.

-Vamos, que no tienes ni idea de quienes van a ser.

-No, pero eso da igual... Vas a escoger tu personaje y vas a pedir tres deseos. Rápido, hay tres chicos esperando a que los reciba.

-Vale, vale... Tranqui, no me metas prisa, Gandalf... Reencarnaré en Naruto. Obviamente quiero ser el protagonista. Veamos... Mis deseos... El primero es que quiero ser descendiente, aunque sea lejano, de los Uchiha, teniendo el pelo negro, para despertar poder despertar el Sharingan, pero recibir el título de líder del clan. Mi segundo deseo es poder usar el Kekkei Genkai Shikotsumyaku. Mi tercer deseo es... tener a Enma, de One Piece, como catana, aunque será algo raro que se llame igual que la invocación personal de Hiruzen... Da igual, quiero la catana Enma.

-Así será. Podrás usar tus dos poderes a un nivel básico desde el principio... Bueno, adiós crío irrespetuoso... Espero no verte nunca más.

-Oh, Dumbledore, no me seas así... Pensaba que habíamos congeniado...

Con un ademán de la mano, Dios me lanzó hacia atrás y caí al vacío durante quien sabe cuanto tiempo.

Entonces abrí los ojos y me encontré siendo un niño de diez años, en las calles nevadas de Konoha, así que era invierno.

Efectivamente tenía mi catana Enma estaba en su vaina, atada a mi espalda.

Lo primero que hice fue ir a buscar algún charco para mirar mi aspecto. Debo decir que Gandalf, digo Dios, cumplió.

Era igual a Naruto, pero con el pelo negro. Pude comprobar que podía sacar el sharingan de un tomoe, por lo que lo del nivel básico que me prometió se cumplía.

Tenía algo de miedo a usar a Enma tan pronto, por lo que decidí comprobar primero como usaba el Kekkei Genkai Shikotsumyaku, así que me concentré y, usando los conocimientos básicos que Dios me había implantado, saqué de mi muñeca una cuchilla de hueso.

Al principio la sensación fue desagradable, pero tras hacerlo un paz de veces más, me acabé acostumbrando. Podía comenzar a utilizarlo con su habilidad con la espada antes de poder portar a Enma.

-Esto va a ser divertido-dije en voz alta-Debo convertirme en el mejor Shinobi, así que me tocará entrenar.

Entonces, escuché algo de revuelo y una voz tartamudeando, que reconocí al instante como la de Hinata Hyuga.

Recordaba que, temporalmente, perfectamente podía ser que estuviese en el primer encuentro entre Hinata y Naruto, aka YO.

Comencé a correr mientras guardaba las cuchillas de hueso de regreso al interior de mi cuerpo.

Tenía buen oído, así que lo tuve fácil para, tras recorrer un buen tramo de aldea, encontrar a un grupo de seis niños rodeando a una pequeña Hinata, que sollozando, retrocedía.

Reencarnado en Naruto: Voy a hacer la cosas diferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora