único.

735 119 21
                                    

luego de un exhausto día, de terminar sus trabajos pendientes de la universidad y hacer algunos con más anticipación de la necesitada, donghyuck apaga su laptop fijándose en la hora, 02:45 a.m de un viernes 05 de Junio, un día antes de su cumpleaños.

toma su celular y lo deja reposar en la mesita de noche, mientras este es enchufado para que cargase.

— aún no tengo tanto sueño... pero tengo que dormir, el día es largo.— pensó, para luego entrar en la suave cama que se encontraba ahora deshecha y con él dentro, apagando la luz de la mesita de noche y cerrando sus párpados para caer dormido.









un tono, dos tonos, tres tonos, en línea.


















sonido, sonido. 03:14. responder.














— hyuuuuck. — dice una voz rasposa al otro lado de la línea, alargando las vocales pero más la u, en total señal de demostrar lo ya confirmado, estaba borracho.

— ¿qué quieres, mark? ¿acaso viste la hora qué es? estaba durmiendo. — dice molesto el menor, frotando sus ojos y sentándose mientras reposa su espalda en el respaldo de la cama.

— te extraño, hyuck. quiero verte. ¿puedo ir a tu casa? — dice con una sonrisa el canadiense, tratando de sonar lo más lindo posible para que el menor no pudiera negarse, cómo las ya fallidas anteriores veces.

— no, mark. no puedes. mañana trabajo, y estoy muy seguro que estás borracho, detesto verte así. — dice un ya irritado donghyuck, perdiendo la poca paciencia que un despertar obligado en la madrugada le haría tener.

— por favor, sabes que me muero por verte. eres lo único que está en mi cabeza. al menos, no cuelgues, déjame escucharte, déjame imaginar que estoy ahí contigo.— el canadiense dijo estas palabras con tanto afán, con tanta dedicación y sinceridad que al moreno le producían muchísimas ganas de llorar e impotencia retenida.

se escuchaba su respiración tornándose más pesada y fuerte.

—  son las tres de la mañana, y estoy tratando de hacerte cambiar de opinión. te dejé millones de mensajes y sólo a mi llamada respondiste. sólo dime que puedo ir y estaré ahí en menos de cinco minutos.— dijo en una súplica el mayor, con el labio temblando y la cabeza gacha, aún daría todo.







silencio.







sólo silencio.







sollozos suaves.





— ¿por qué sólo me llamas cuándo estás borracho?




su voz sonaba rota.





— ¿qué? hyuck...






— estás borracho. ¿por qué sólo me llamas cuándo estas borracho?







el canadiense iba a responder, pero la voz del menor fue más rápida.




— acéptalo, mark. tú decidiste no amarme. tú decidiste que yo sólo sería un secreto. que nosotros sólo seríamos cuando la luna esté en el cielo. tú decidiste irte cada mañana. tú decidiste romper mi corazón antes que romper la máscara que presentas al mundo. ¿por qué sólo me llamas cuándo estas borracho? ¿es la única manera en la que puedes aceptar que me amas?

a este punto, el mayor había perdido rastro del alcohol en sus venas, mecía rápido su pierna contra el piso y mordía el borde de sus uñas con lágrimas en los ojos. él tenía razón.

siempre la tenía.

— deja de llamarme si vas a seguir siendo un cobarde. deja de llamarme para decirme que me amas y luego irte con cualquier chica que se te pase enfrente. deja de llamarme a las tres de la mañana cada viernes porque soy el capricho que no puedes seguir cumpliendo por tu estúpida mentalidad. no vuelvas a llamarme si estás borracho, no vuelvas a llamarme para decirme que me amas si no vas a hacerlo en serio. aprende a vivir con eso, mark. porque tú fuiste el único que lo decidió.

y colgó.

— no eres un capricho.— dijo en un susurro mientras una lágrima descendía por su mejilla.













mark lee era sólo un joven veinte años que vivía con sus tíos porque sus padres no pueden hacerse cargo de él. es hijo de un matrimonio de pastores en una iglesia cristiana, en canadá, residente en corea del sur hace dos años. actualmente sin pareja. estudia en la universidad, trabaja medio tiempo en un supermercado y tiene pequeños problemas con el alcohol. totalmente heterosexual.







hasta que lo conoció.









hace dos años que conoció a donghyuck, la primera vez que lo vió fue porque el menor buscaba una marca en específico de un helado y al parecer, no alcanzaba el pote porque estaba en el fondo de la repisa, así que, le pidió ayuda a mark.

todo empezó tranquilo, cómo normalmente se crean los lazos, con hyuck agradeciendo y mark preguntando que edad tenía porque parecían casi de la misma, llegando a que, afortunadamente compartían universidad.

cada vez su relación era más cercana, conocían a la familia de el otro, salían y bebían, dormían juntos, compartían amistades, contaban sus sueños y metas, se confiaban sus secretos.

para hyuck no era un secreto ser homosexual, pero para mark sí.



hasta que lo vió besarse con un chico.


y se molestó.



o hasta qué, después de horas hablando con jeno, supo que no estaba molesto.



estaba celoso.

y cuándo notó el cambio en la situación, sólo tenía a  alguien a quién confiárselo, donghyuck. sentía atracción por donghyuck y él mismo tenía que hacerse cargo de lo que causaba.










"      — ¿quieres besarme, mark?

— ¿no te molesta?

— en absoluto.    "




y esas dos palabras desataron lo que se conoce cómo, placeres culpables.

mark amaba besar a donghyuck, amaba ver sus mejillas sonrojadas, amaba tomar su mano mientras estaban acostados viendo una película o haciendo nada, amaba verlo dormir pegado a su pecho, amaba el brillo sus ojos, amaba su sonrisa única.

pero se sentía culpable.


él no fué criado con esos pecados inculcados jamás.

él sabía que las familias eran de una madre y un padre.

él sabía que alguien lo observaba desde arriba.

él sabía a cuantas personas iba a decepcionar.

y terminó perdiendo lo que aún más amaba.

al tiempo conoció algo que lo hacía sentir casi, casi, igual que los besos de donghyuck.

el alcohol.

borraba su mente, y en ese estado los pecados no eran pecados, era sólo su corazón tomando las riendas en la vida de mark.

era su mente tomando las decisiones buenas que no puede tomar sobrio.

y también tomando las peores decisiones.

cómo besar a esa chica frente a hyuck, luego de llamarlo porque lo extrañaba.

o de decirle a hyuck que se había acostado con dos en una misma noche, cuándo en verdad sólo quería acostarse con él y no necesariamente de forma sexual.

él lo quería más que eso.

pero ya no había vuelta atrás.




él sólo podía gritar que lo amaba, estando borracho a las tres de la mañana.

highDonde viven las historias. Descúbrelo ahora