🏳️‍🌈Parte Única🏳️‍🌈

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El viento frío golpeaba el rostro de Jungkook mientras escuchaba a la multitud gritar junto él. Una multitud que reflejaba una inmensa diversidad queriendo ser escuchados, algunos exigiendo derechos, algunos pidiendo el cese de la injusta discriminación y otros pidiendo simplemente ser tratados como personas normales e iguales al resto, no como enfermos.

«Ser tratados como personas normales»

A Jungkook le parecía tan absurda y aberrante esa frase.

"Anormal" "enfermo" chistó entre dientes. Había escuchado esas palabras toda su vida en los adjetivos que lo definían, aunque personalmente él no se describiría con ninguna de ellas. Por supuesto que él consideraba era normal y no estaba para nada enfermo, no había nada de malo con él, de hecho, se consideraba un buen muchacho, bastante simple y sano. Sus valores médicos se encontraban perfectamente bien, una hemoglobina genial, una azúcar muy bien controlada y un colesterol que nunca salía de su punto. Su salud física era grandiosa y en el ámbito mental, no había nada que arrojara algo disfuncional con él. Era humilde, tenía buenas calificaciones en la universidad y estaba a meses de graduarse con honores, trabaja de voluntario cada fin de semana en entidades públicas para ayudar a niños, ancianos, huérfanos o enfermos, Incluso ayudaba en una que otra iglesia con alguna que otra cosa. Le gustaba hacerlo, Jungkook era un chico colaborador que siempre buscaba ayudar a los demás.

No era algo común entre los muchachos de su edad realizar actividades como esas, podía verlo reflejado en sus compañeros de clases, los cuales la mayoría de ellos estaban inmersos únicamente en las cosas que les afectasen directamente. Aun así, no consideraba que este dato era algo que le hiciera considerarse raro. El resto del tiempo era igual al resto de sus compañeros, pasaba el rato al borde del colapso por los deberes de la universidad o procrastinando haciendo cualquier cosa que no fueran los deberes de la universidad. Y de vez en cuando, salía a una que otra fiesta que daba alguno de sus futuros colegas de la facultad de medicina.

Jungkook era un chico completamente simple y normal, elogiado por ser realmente guapo y gozar de una increíble bondad... El único "problema" con él, era ser un chico homosexual que no tenía ningún problema en hablar abiertamente de sus preferencias.

Eso era por supuesto, algo completamente inaceptable en plena década de los años ochenta y aún más inaceptable en plena década de los setenta cuando en la flor de su adolescencia lo descubrió.

Jungkook supo apenas comenzó el despertar de sus hormonas que su atención no iba a dirigida a las chicas, sino a los chicos. Sin embargo, no fue hasta los veinte que pudo ir a la universidad lejos de casa que decidió que era tiempo de explorar su sexualidad con libertad. Bueno, aquello no se consideraba libertad tomando en cuenta el sin fin de prejuicios y maltratos que caían sobre él y la comunidad en la que estaba, pero al menos estaba lejos de las constantes muestras de desprecio de sus padres por su "enfermedad" y de sus fallidos intentos por "curarlo". Para Jungkook, aquello era suficiente por el momento. Estar alejados de sus padres significaba un paso más en el camino a ser su auténtico yo.

Sin embargo alejarse de sus padres no era el único paso que debía dar para llegar a su objetivo final. Por eso es que se encontraba ahí ahora, en medio de la multitud cargando un cartel enorme, haciendo oír su voz, cansado de los erróneos conceptos que la sociedad tiene de él y agotado de los despectivos y discriminatorios tratos que se le dan.

Incluso sumergido en el alboroto y la muchedumbre, Jungkook se sentía en paz. Se sentía en paz porque se sentía apoyado y no sé sentía solo. Había miles de personas iguales a él.

No era un raro o un enfermo, todo estaba bien con él.

Era válido y sería escuchado.

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POLICEMAN ミ KOOKMIN OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora