TODO TIENE SOLUCION MENOS LA MUERTE, O "TAL VEZ LA SOLUCION ES LA MUERTE".

Querido lector permítame contarles una historia que aunque los personajes sean ficticios, la historia no carece ni en lo más mínimo de veracidad.

Esta es la trágica historia de Esteban Galicia y su hijo; Esteban y su hijo son, el claro ejemplo del más puro amor de un padre hacia su hijo, y del más noble amor de un hijo hacia su padre. Esteban siempre se le ha caracterizado por ser un hombre de valores, incapaz de provocarle algún daño a otro ser humano, siempre honesto y desde que nació su pequeño, fue dedicado solo a su hijo, que después de la muerte de su amada, la cual falleció de un paro cardiaco, provocado por un mal hombre que la despojo de sus pertenecías. El corazón de la pobre mujer no soporto el susto, y María de Galicia cayó desplomada por el terror de tener una escopeta apuntándole en la cabeza, mientras tenía a su pobre hijo atrás de ella procurando que nada le pasara a la criatura.

Mientras tanto el hijo de Esteban a pesar de presenciar la trágica muerte de su madre a sus solo 8 años, no padeció de alguna afectación por el trauma de ver a su madre morir, a pesar de ese desafortunado echo, el hijo de Esteban fue un niño de lo más normal, amoroso, bien portado, y en el presente a sus ahora 23 años se convirtió en un joven que la naturaleza doto con las más excelentes virtudes, más los valores que su padre y maestro de vida, le infundo.

Esteban y su hijo, bueno describir a uno es describir al otro, esteban de 53 años mientras que su hijo de 23 años ambos de 1:80, pues el parecido tanto físico como en la personalidad son idénticos, en cierta manera es como si habláramos de la misma persona; ambos son de tez morena de esas que en la actualidad llaman apiñonada, ligeramente bronceada de un color levemente matizado, ojos negros y de mirada profunda, pelo corto y negro, siempre bien rasurados y bien vestidos, atractivos por naturaleza, de una personalidad autentica, de buen corazón y de moral intachable. Hombres de honor.

Todo dio inicio por un dolor que le aquejo a Esteban en una maña, así que decidió faltar a su trabajo e ir al seguro; “tal vez ese fue su error”.

—Hola muy buenos días —saluda Esteban con cordialidad a la enfermera del consultorio que le corresponde.
 
— ¿Que se le ofrece? —Pregunta mal humorada la enfermera mientras tuerce la boca—.
—vengo a consu…

—Tome asiento y espere a que yo lo llame —interrumpió alzando la vos y arrebatándole su carnet de la mano.

Esteban como de costumbre llego al seguro a una hora muy temprana y aun que no fue el primero o el segundo logro llegar para ser el cuarto, para ser atendido y como de tradición, la enfermera o secretaria del doctor lo recibió con el peor trato que un ser humano le puede dar a otro ser humano, con insolencias y una exigua educación, dándole a entender su superioridad en cada mirada y en cada palabra que salía de su miserable hocico.

—Esteban Galicia —menciona con voz fuerte la enfermera.

—Soy yo—

—Tome y vaya a la unifila— le regresa su carnet.
—Señorita, pero llegue temprano, como para que me mande a la unifila.

— Fue el quinto y solo hay cuatro lugares —contesta con arrogancia.

—Lo siento señorita pero fui el cuarto aquella señorita llego más tarde.

—La unifila es en la parte de abajo en la mera entrada allí entrega su carnet y le dan instrucciones —contesta arrogante y evadiendo la explicación de Esteban—.

—Hola buenos días Horacio —saluda al doctor, la señorita que estaba formada esperando su turno de consulta, aquella señorita que fue señalada por Esteban por haber llegado tarde y a quien le dieron su lugar para ser atendida, esa señorita que ahora casualmente saluda al doctor, que también va llegando tarde 9:30 de la mañana, con uno de esos saludos provocadores que inspiran al deseo, de esos saludos que das cuando ya llevas tiempo conociendo a la persona.