La mujer que se paseaba por el jardín de la Mansión Kirimli ardía de furia. La ira, tan característica en él, ahora corría por las venas de ella. ¿Quien se creía que era para ignorarla, para ignorar y asustar a Yusuf? No iba a permitir que el Legado de ambos sufriera por miedos e inseguridades de ambos. Ella sabía perfectamente lo que sentía, había ido de menos a más. ¿Y él? El huía de lo que sentía. Cobarde...
Cuando el Mercedes cruzó la verja Seher fue hacia el coche sin casi dar tiempo a Yaman a que frenara y abrió la puerta del coche violentamente. Yaman le rehuía la mirada y eso aun la enfureció más así que no se movió para impedir que él bajara.
Seher: Tú! Tú me vas a escuchar ahora y nada de huir de mi! ¿Me has oido Yaman Kirimli?
Yaman sin mirarla: Déjame en paz. Y apártate, estoy cansado.
Seher: No pienso dejarte ir sin decirte lo que necesitas oír. Alguien debe decírtelo y voy a ser yo. ¡Deja de escudarte en tu pasado para dañar a los que te quieren!
Yaman salió del coche como una fiera, agarró violentamente por los brazos a Seher y la apoyó en el coche.
Yaman: ¡No te atrevas a hablar de mi pasado! ¿Qué sabes tú? ¿Quién eres tú para atreverte?
Seher retándolo: ¿Crees ser el único que no tuvo una infancia fácil?
Yaman: ¡Deja de hablar de lo que no sabes!
Seher: ¡Yo crecí sin madre! ¡Murió al darme a luz y viví culpándome por la soledad de mi padre!
Yaman lleno de cólera, acercando su cara a la de Seher: ¡Cállate! ¡O no respondo de mis actos!
Seher: ¿Vas a pegarme a mi también?
Yaman enfurecido golpea el techo del coche pero Seher no cierra los ojos siquiera. Él la mira con una mezcla de ira, impotencia y ... ¿le está rogando? ¿Está pidiéndole ayuda? Pues va a tener que pedirla claramente porque ella está harta de interpretarlo, de intentar leer en él. Yaman suspira rugiendo, se aparta de ella y se da la vuelta. Cuando cree que ha logrado escapar de las preguntas de Seher, de sus reproches la oye:
Seher: No des un paso más, no te muevas.
Yaman se gira lentamente y no puede creer lo que ve. Se le hiela la sangre en las venas. Seher lo está apuntando. Tiene su arco en las manos, ha colocado una flecha y lo está apuntando.
Seher: Ve hacia la diana.
Yaman: ¡Suéltalo! Puedes herirte.
Seher: No más de lo que me has herido tú. Ve hacia la diana, se me empieza a cansar el brazo.
Yaman decide arriesgarse. Esa mujer lo va a volver loco y puede acabar herida. Avanza hacia ella pero Seher lo sorprende de nuevo. Dispara a medio metro de él y vuelve a poner una nueva flecha. Yaman traga saliva y decide obedecer. Camina hacia atrás hasta quedar apoyado en la diana. Seher avanza sin dejar de apuntarlo.
Seher: Muy bien Yaman Kirimli. Estamos como al principio solo que ahora soy yo la que dispara. Ya no estoy en la diana para que me dispares siempre que quieras tus traumas, tus miedos, tus inseguridades. Vas a contestarme. ¿Por qué quieres hacer creer a todo el mundo que has vuelto a ser el de antes?
Yaman rindiéndose: Por que no puedo soportar el dolor.
Seher: ¿Qué dolor? Vas a explicarlo todo.
Yaman cerrando los ojos: Amar es doloroso. Temer perder... a los que amo... me mata por dentro. Es mejor estar solo. La soledad puedo manejarla. El amor no.
Seher: ¡Te he visto amar a Yusuf! ¡Te he visto amar a Ziyah! ¡Y ellos te aman!
Yaman mirando al suelo: Pero a ti no he podido amarte...
Seher: ¡Porque te has rendido! Al primer obstáculo... te has rendido... Antes me preguntaste ¿Quién era yo para atreverme? Soy la mujer que te ama Yaman Kirimli...
Seher tira el arco al suelo y se da la vuelta para irse.
Yaman corre, la abraza desesperado por detrás y hunde la cara en su cuello.
Yaman: ¡No me hagas esto! No me des esperanza para luego abandonarme. ¡No me hagas esto tú también! ¡No me apartes, no me empujes, no me tires al suelo! No soy débil! No soy débil!
Seher llora las lágrimas que él no puede dejar ir. Y entonces lo oye:
"Te amo Seher" Yaman le da la vuelta para tenerla cara a cara. Sus ojos negros brillan. "Te amo Seher" repite. Seher cierra los ojos dando gracias a Allah, lo agarra por el cuello, tira de él y lo besa intensa y desesperadamente...
La pelea los ha dejado agotados pero el beso los está llenando de fuerza de nuevo. Están en medio del jardín pero poco les importa. Se están devorando el uno al otro. Yaman no deja de acariciar su espalda apretándola a el. Seher acaricia su pelo, adora meter los dedos por el. Yaman le susurra un "sevigilim" señalando con la cabeza la mansión pero Seher tiene otra idea y se siente atrevida. Lo toma de la mano y lo lleva hacia el mercedes. Yaman la mira ceñudo ¿Qué trama? Y entonces la ve abrir la puerta trasera y ordenarle un "entra". Yaman entra con su gran cuerpo y se sienta observando a su pequeña sevigilim entrar, cerrar de un portazo y subirse encima suyo, a horcajadas.
Las manos de él van naturalmente a su cintura y ella lo toma por los hombros. Los ojos de Yaman recorren la cara del amor de su vida muy sorprendido pero encantado con su "secuestro". Seher acerca sus labios a los suyos pero en el último momento los retira. Yaman la mira serio. "Ni se te ocurra jugar a esto con lo que te deseo ahora mismo". Seher ríe, se mueve provocativa en su regazo calentándolo más y le contesta: ¿Creías que había acabado contigo?
Yaman: Mira todavía me dura el susto de verte con el arco dame un respiro.
Seher volviendo a moverse contra él: Hayir... tú tienes tus armas, yo tengo las mías y las mías siempre consiguen vencerte.
Las manos de Yaman bajan a las caderas de Seher y la colocan más cerca de su duro calor. La mira "enfadado" y le advierte: tu ve jugando con fuego sevigilim y ya veremos quien de los dos se quema.
Seher le sonríe malévola: ¿Habrá alguien mirando por alguna ventana?
Yaman abre los ojos alarmado y ella aprovecha sacarle la camiseta negra y para lanzarse a su cuello y morderlo suavemente desde el fuerte hombro hasta justo bajo su oreja. Su hombre huele taaaan bien. Respira su aroma masculino mezclado con su perfume "Invictus" y lo lame perezosamente. Yaman cierra los ojos y echa la cabeza atrás. Está excitado como un loco pero su mujer quiere seducirlo y quién es el para oponerse...
Seher toca el pecho marcado de Yaman y roza con las uñas sus abdominales oyendo como él suelta el aire de golpe. No dejaría de tocarlo nunca. (Y nosotras tampoco). Yaman abre los ojos y los clava en los de ella "ahora verás" parecen decirle. Las manos de Yaman agarran el bajo de la falda y acaba de subirlo de un tirón a la cintura de ella. Con un dedo cálido traza círculos en su ombligo y baja hacia abajo. Sigue mirándola y la ve abrir la boca para jadear suavemente. Acaricia con el dedo su monte de Venus y ella suelta un "lütfen" que lo hace sonreír malévolo... ¿Quién iba a rendirse primero? Los dedos de Yaman empiezan a hacer magia y Seher solloza de placer. Yaman la mira enamorado mientras sigue acariciándola. Bebe su belleza sediento. Seher apasionada le da la vida así que cambia el ritmo y logra que ella toque el cielo. Seher abre los ojos poco a poco y mira al hombre que ama.
Seher: De acuerdo. Hoy me he rendido yo.
Yaman: Hayir, siempre, siempre soy yo quien acaba postrado ante ti.
Seher sonriendo: Aun no hemos acabado...
Yaman besando su frente: Más tarde. Ahora, salgamos del coche...