Habían pasado apenas algunos meses desde que Harry, la adoración de Anne y Des Styles, conoció el mundo. Todo parecía haber vuelto a la normalidad, sin embargo, todo estaba decayendo a pasos agigantados, y es que desde que el sol se apagó, los niveles de delincuencia iban en descenso, la economía comenzó a decrecer también aunque de cierta manera permanecía en un nivel de estabilidad.
Por parte de Anne y Des, se mantenían más unidos que nunca, sobretodo debían hacerlo por su bello angelito que nada —o todo — tuvo que ver con el suceso.
—Vuelvo más tarde mi amor, por favor, llámame si necesitas algo, trataré de atenderte lo más rápido que pueda, pero por favor, márcame si necesitas algo, ¿de acuerdo? —El hombre se encontraba completamente aterrorizado, y decir aquello se quedaba corto. La desesperación y la angustia de dejar sola a su mujer en un mundo completamente a oscuras, a pesar de ser las ocho de la mañana, lo estaba comiendo.
—Vale cielo, ve con mucho cuidado. —La mujer se aferraba al menor, abrazándolo como si fuera a perderlo pero por más que lo sostenía, lo sujetaba con delicadeza para evitar dañarlo. Era su ángel, era su bebé. Lo último que la contraria recibió fue un gentil beso de su marido, quién rápidamente partió, pues a pesar de que todo estaba oscuro no se le perdonaría el retardo en su trabajo.
Cuando oyó el motor del automóvil cada vez más lejos, supo que su esposo, su adorado esposo finalmente había dejado el hogar, así levantándose con algo de prisa colocó a su pequeña criatura en una cuna, saliendo del cuarto para dirigirse a la sala, tomando las llaves de la casa y cerrando la puerta con llave.
Tal vez y le costaba aceptar que estaba sintiéndose prisionera, tal vez y le daba miedo admitirlo, pero sentía que estaba enloqueciendo, lo único que la mantenía cuerda era su pequeño angelito, su bebé. Las ganas de luchar por él eran más fuertes que cualquier otra cosa, y nada le quitaría aquello.
Una vez se sintió más segura regresó a la alcoba, donde cogió dulcemente en brazos a su pequeño hijo, balanceándose suavemente sobre sus pies, agitando lentamente y a la par, sus brazos, sonriéndole y mirándolo a los ojos.
—Oh, eres tan bello, mi niño. —Cantó suavemente a un lento ritmo, tarareando una canción. El pequeño niño de bellos orbes esmeralda miraba a su madre con una sonrisa mientras que en su rostro se dibujaban dos pequeños hoyuelos. Anne creyó por un momento estar viendo un ángel, pues de un momento a otro, sintió un pequeño calor cubrirle el pecho y los brazos, uno que parecía ser tan agradable que terminó por aferrarse un poco más.
—Eres un ángel tan bello, Harry, eres mi bebé adorado. —Dijo y sin más terminó por sonreír.
———
Entre risas y gritos, el pequeño niño de cabellera castaña y bellos ojos azulados se encontraba corriendo por toda la casa. Se encontraba más que alegre. Con apenas dos años y un par de meses, el pequeño Louis corría con demasiada energía por toda la casa.
—¡Louis, ven! ¡Louis! —Su joven madre lo perseguía, recorriendo desde la sala hasta la cocina, pues el menor no paraba de arrastrarse y esconderse bajo la mesa y detrás de los muebles, riéndose con fuerza y sin poder parar.
La castaña no comprendía el por qué de la felicidad de su pequeño niño, sin embargo, nada la hacía más feliz que escucharlo reírse, pues por días había estado llorando, pidiéndole a la mayor pasar las noches con ella para que lo arropara y le diera todo el amor que éste le pidiera.
—¡Louis, amor, te vas a ensuciar todo! —Volvió a gritar, trastabillando esta vez con su propio pie derecho. Louis, quién escuchó el fuerte golpe, estando en la cocina, se dirigió a la pequeña sala del hogar, encontrándose con su madre sobre el suelo, acercándose con algo de preocupación.
ESTÁS LEYENDO
Moon and sun [L.S.]
FanfictionDicen que el amor siempre puede incluso hasta con la distancia, pero la envidia se interpone en el camino. Donde la luna y el sol dejaron de brillar por culpa de una estúpida pelea amorosa, sus gobernantes han descendido a la tierra. Ellos deberán...