Cuarto mes

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Ohm

Frío. Calor. Fuego. Dolor.

Hace mucho tiempo que Ohm dejo de saber con exactitud lo que sentía.

Aunque, cuando recuperaba la consciencia, tenía muy presente el vacío en su pecho, el profundo dolor en su alma que le recordaba que seguía lejos de su pequeño.

Su cuerpo entero estaba sumido en un dolor constante, pero nada superaba la ausencia de Fluke.

-¿Ohm?

Una voz pronuncio su nombre, pero aunque pensó en levantar su cabeza y mirar, se dio cuenta que todas sus energías las uso en captar ese sonido.

-¿Qué le están haciendo?-preguntó Fang -Esto no fue lo que acordamos. ¡Les ordeno que lo liberen ahora!

Nadie se movió, ella no tenía voz ni voto en ese lugar.

-Ohm, Ohm lo siento tanto-lloro mientras tomaba su cara entre sus manos-Te sacare de aquí y nos iremos a donde nadie nos moleste.

Las puertas del lugar se abrieron y dos personas que Fang conocía muy bien entraron.

-Señorita Fang, que gusto verla-hablo la mujer.

Alex solo hizo un movimiento para saludar

-Explíquenme que es lo que le están haciendo a Ohm, porque nada de lo que veo aquí es parte del trato-ordeno.

-Esto es lo que el Coronel ordeno, lo que usted quiera no es mi problema.

La directora general del lugar, la Doctora Mali, camino directo a Ohm para examinar más de cerca.

-Fascinante-murmuro-Está reaccionando mejor que los otros.

Fang suspiro molesta, no le gustaba ver las manos de la doctora sobre Ohm.

-No me interesan sus amigos, usted me prometió que lo haría mío. Mire como esta, apenas y parece que está consciente-se quejó Fang-Arregle lo que sea que haya hecho, ahora.

-Lo siento niña, pero tú no me das ordenes-la mujer se alejó de Ohm y encaro a la molesta niña-Lo que sea que quieras no me importa, estoy aquí por una causa más grande que tus caprichos.

Fang tuvo que morderse la lengua para no maldecir de todas las formas que sabía a esa mujer. Incluso olvido que hacia Alex ahí.

-Pero aprovechando que están los dos aquí, tengo órdenes del Coronel-anuncio.

Ambos chicos se quedaron quietos en su lugar, esperando indicaciones.

-Alex, ¿por qué no has encontrado a Fluke Natouch?

Ohm escucho su nombre, y automáticamente reacciono. Su mente repetía una y otra vez su nombre hasta que su cerebro creo una imagen de cómo se vería. Recordó sus ojos cafés brillantes con sus destellos dorados; sus suaves y rellenas mejillas y sus hermosos labios de cereza.

"Él debería de tener cuatro meses de embarazo." Pensó Ohm.

-Fluke.

El murmullo fue tan bajo, que nadie logro escucharlo.

-No hay un solo rastro de él, ni de sus amigos-explico.

Pero era una mentira. Descubrió su paradero una semana después de que se fue, pero sabía que si le informaba a su jefe donde estaba, se iba a arrepentir.

-Date prisa Phiravich, necesitamos a ese bebé.

"Bebé. Mi bebé. Mi hijo, lo siento tanto."

Entre Tú y la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora