III

28K 1.9K 411
                                    

Inspiración...

Feliz lectura...

Llorar no sirve de nada, y menos quedarme en cama en mi día libre. ¿Pero qué más puedo hacer? Mi madre es la que viene de vez en cuando para serciorarse de que sigo con vida y de que no cometí algo estúpido por un hombre que fue mi novio por dos años.

Miro por la ventana la lluvia que no descansa a pesar de ser de noche. Me dio fiebre por mojarme y ahora tengo que estar en mi habitación por un par de días. Y ni con fiebre tengo a mamá para mí.

Alguien toca mi puerta y dejó pasar a esa persona, me sorprende que sea mi padre. Me sonríe antes de caminar a mí y darme un abrazo. Cómo siempre, él es quien está para sus hijos y no mi madre.

Me da sopa caliente que mi mamá dejo en la puerta, y me ayuda a bajar las fiebres que se apoderan de mi cuerpo. No digo nada ante los cuidados tan cariñosos que mi padre me da, además de que me cuenta uno que otro chisme de mis hermanos y me río porque me dice que Gretel consigo trabajo como gerente en un banco que se queja del dinero que hay y no poder tomar ni un dólar como en la empresa familiar.

Con los buenos cuidados de papá siento que mejoró mucho, no pregunta sobre lo que pasó con Marco y lo agradezco infinitamente.

Siempre pensé que sería mejor que papá se divorciara de una mujer que nunca ha estado a su lado, pero que puede hacer si la ama como a él mismo.

///

Decidí quedarme en el palacio porque no tenía más a dónde ir. Se supone que antes vivía con papá pero sí yo salía de aquí, trabajaría para mi padre pero viviría con Marco. Ahora sigo trabajando en palacio a pesar de que Bastián parece un felino cazando una presa.

Y me temo que la presa soy yo. O lo que mis piernas protegen.

Me siento en el colchón que acabo de aspirar antes de tomarme un momento para descansar, he limpiado varios colchones el día de hoy y uno más me matará.

Una de mis compañeras me pide que vaya con ella, le pregunto que a dónde y no me da una respuesta. Bien. La sigo por los pasillos enormes que tienen varios tipos de decoración, desde un hermoso florero del siglo XV hasta hermosos cuadros pintados por grandes pintores de épocas pasadas o por artistas actuales. Además de que algunas mesas tienen el estilo neoclásico.

Muy bonitos.

La chica gira en un pasillo y me sorprende que sea en el ala norte, donde duermen los reyes y otros integrantes de la familia, me deja en una puerta y dice que entre, pero no sin antes tocar.

Se retira dejándome con una ligera incertidumbre, pero si apostará diría que la habitación es de cierto príncipe estúpido, que quiere que le pagué las sábanas que rompió, pero su padre me regreso el dinero y no las pagaré. Suspiro antes de ver mis opciones, pero si no entró mandará por mí muchas veces más y con una fue suficiente, tocó la puerta con cuidado y su voz me deja pasar.

Abro la puerta para toparme con una mujer de unos cuarenta años, me sonríe débilmente. No pregunto. Sólo camino más adentro de la habitación hasta toparme con el idiota que me mandó llamar. Está sentado en un sillón para dos personas, él en medio sin nadie a su lado, pero con un vaso con licor en su mano derecha.

—¿Qué quieres?—pregunto en gruñido.

Sonríe abiertamente. Luce muy guapo así como está, tiene los primeros cinco botones de la camisa abierta, y un pantalón de vestir muy elegante.

—Hacerte una propuesta o un negocio, como quieras verlo—arqueo una ceja—. Charlotte, vete, tus servicios ya no son requeridos.

—Con permiso, alteza. Señorita.

La Corona Del Príncipe (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora