Feliz cumpleaños, hyung

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Vio la complicidad en las miradas de Hoseok y Jungkook y resistió el impulso de bufar. Eran tan obvios. Se habían entretenido conversando de música, de películas, pero cuando notaron que era tiempo comenzaron a comportarse patosamente. Taehyung no se despegó de su teléfono y aunque lo invitó a ver el drama de su amigo, lo rechazó. Seguía algo malhumorado por una reunión previa, no iba a mentir, mas se encargó de que no fuera evidente para que no le pregunten al respecto.

Hoseok se levantó, estirándose para desperezarse y Jungkook le siguió, saliendo de prisa. Sí, muy disimulados, pensó, mientras rodaba los ojos. Una vez se fueron pudo tranquilizarse de que no delatarían nada, al menos. Mantuvo la postura encorvada, como de cansancio, y estaba atento a cuando apagaran las luces de la sala. Esta vez no pudo participar en los preparativos del pastel porque el staff era particularmente absurdo cuando de ellos se trataba.

Jimin no los culpaba.

Lo habían ganado por ser tan descuidados. Desde aquella vez tras un EatChim que tuvieron que justificar cómo es que habían acabado compartiendo cuarto cuando se les reservó específicamente habitaciones separadas y alejadas una de la otra. No vieron caso en mentir y con la sinceridad bruta de Kim Seokjin, que suavizó el golpe con una broma y una sonrisa suya de perrito mojado, lograron no tener demasiados problemas.

Luego estuvo lo del vestidor, cuando le compró aquel suéter a Seokjin por una apuesta que perdió. Sí, esa vez fue una imprudencia total de su parte, pero ¿cómo esperaban que de verdad atendieran a la norma de no contacto durante las giras? ¡Una locura! Meses de viaje, de ir de un lado a otro, ensayando, dando shows, entrevistas, hitouch, grabando escenas extras, BTS Run, sus lives pactados por semanas... Solo querían estar juntos. En momentos en que extrañaban los afectos de la familia, los amigos, la tranquilidad de sus espacios, sus tiempos libres, recurrir al abrazo de un amante no debió ser visto como un delito, ¿no?

Aunque no midieron, no obstante deben ser honestos, las dimensiones de sus actos. El que nadie los encontrara haciendo aquello en el vestidor de la tienda, fue pura suerte. Y resultó jodidamente excitante, por favor. Son jóvenes, la vida está allí para que la disfruten.

Ahora bien, aprendido y reconocido sus errores, se vieron menos tentados a burlar los límites y comprometer su relación. Querían ser privados respecto a lo que ocurría entre los dos. Seokjin y él no hablaron al inicio sobre dónde los dirigía esto que sentían por el otro, y si eran justos no podían prever qué ocurriría después, pero quedaron claros de que eran exclusivos. Tras meses de citas fugaces, de conversaciones y de sexo, okay, se habilitó el momento para promesas más serias sobre amor.

Se sacudió de sus pensamientos y miró a Seokjin, que estaba recostado junto a Namjoon, con los ojos cerrados mientras este leía. Lo observó, embelesado incluso en tan corriente escenario. Estaba enamorado, maldito sea. Y si no hubiera tantas personas en la sala podría haber atravesado el espacio, ido hasta el sofá con Seokjin y treparle encima para comérselo a besos. Se imaginó la cara de Namjoon al verlos, hastiado de sus arrumacos y arranques de parejita en luna de miel y casi rio, pero lo que salió en cambio fue un hipido chistoso que consiguió algunas risitas de la maquillista y el estilista a un lado.

De nuevo buscó a Seokjin, y sintió un tirón en su pecho porque lucía adorable así. Besos, tantos besos quería darle que era hasta vergonzoso. No, mejor se quedaba allí, quietecito. Aunque... ¿Qué se lo impedía? Susurró una voz, que no supo de dónde vino, pero adivinó que coincidía en la línea de pensamientos.

La luz se apagó y la sala quedó sumida en una leve penumbra. Escuchó los murmullos detrás de la puerta y sonrió cuando esta se abrió y reveló a Hoseok y Jungkook con el pastel. Las luces de las velas dieron un cálido resplandor en los rostros de sus amigos y una vez se acercaron a Seokjin, esta misma luz entibió y delató los rasgos alegres de su pareja. Le cautivó el modo juguetón en que Seokjin se comportaba, fingiendo que no esperaba este gesto que era tan típico de ellos, pero que nunca perdía el efecto de agradarles y hacerles llegar el detalle de que eran queridos y celebrados por todos.

Cumple feliz, Hyung [Jinmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora