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— Eso no es normal, Harry.

Louis estacionó el auto frente a la casa del ojiverde. Pasaron todo el camino entre pequeños sollozos por parte de Harry, contando su pequeña historia de acoso.

— ¿Quieres pasar?

— Si, quiero.

Ambos salieron del coche y se dirigieron a la puerta, Harry - aún con sus manos temblorosas - abrió. Dejo su chaqueta colgada del perchero que se encontraba a un costado y le dio un afirmación de cabeza a Louis para que imitara su movimiento. Luego se dirigieron a la cocina, Harry estaba malditamente hambriento.

— Trabajo en un bar para alfas y soy un omega, es lo más normal del mundo. — frunció su nariz. — Doloroso, triste pero normal a fin de cuentas.

— No te tienes que acostumbrar a eso, bonito. El acoso no es algo normal.

— No me da miedo por mi, pero tengo un hijo pequeño, no se que haría él sin mi.

— ¿Tyler donde está?

— En la casa de Myriana, cuando tengo turnos tan extensos él se queda a dormir en su casa. — Louis asintió.

Harry sacó algo de carne y pan de la nevera, sándwiches sonaba como la opción más rápida. Sirvio dos vasos con jugo de naranja.

— No pensaste, ya sabes, en conseguir otro empleo.

— Lo hice, pero necesito el sueldo del bar. Soy un omega con un hijo, no es tan fácil como parece.

— ¿Y tu alfa?

— No tengo alfa, Louis. — dio un mordisco al sándwich.

¿Tú quieres serlo?

— Es una pena.

— ¿Lo es?

— Te verías lindo con una mordida en el cuello.

— ¿Una mordida de cualquier alfa o solo con una tuya?

¿Eso lo pensó o lo dijo?

— ¿Tú que piensas?.

Louis se apoyo en la barra de la cocina. Una sonrisa llena de ego puesta en su cara que se amplio en el momento que Harry levanto sus hombros, tratando de demostrar que eso no le parecía un tema relevante.

Pero mierda, claro que lo era. Especialmente porque Harry - y tal vez Louis también - se lo había imaginado, los dientes del alfa sobre su cuello. Un escalofrío recorrió la espalda de Harry en el momento que Louis se acercó más, su aliento de menta golpeaba contra su cara.

— Bueno, yo creo que eso es relativo, digo em, claro que lo es. Lo es, ¿no? — Louis sonrío ante el nerviosismo notorio en la voz de Harry.

— ¿Que cosa?

— Las mordidas, porque, sinceramente, eso es complicado. Muy complicado. — Harry hablaba tan rápido que ni el mismo se entendía. — No hay muchos alfas que hagan mordidas lindas, ¿te imaginás ir toda tu vida con un desastre en el cuello? Es casi un evento traumatico.

Harry hubiera seguido durante horas discutiendo sobre los eventos post mordida, discutiendo sobre consecuencias psicológicas o sobre lo horrible que eran las mordidas. ¡Claro que lo hubiera hecho!

Pero perdió totalmente el hilo de la conversación en el momento que las manos de Louis sujetaron sus caderas y perdió aún más la razón en el momento que los delgados (y lindos) labios del alfa rozaron los suyos. Y perdió totalmente cada fundamento existente en su cabeza cuando los labios del castaño colisionaron sobre los suyos.

Dolls bar [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora