one n only.

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el verano había llegado a japón, y con el, el calor insoportable se hacía presente todos los días. aquél día las chicharras no paraban de cantar y el sol se encontraba pleno, haciendo que la piel de varios se torne más morena que de costumbre. no había ni siquiera una nube que tape el espléndido sol, el día estaba totalmente despejado. en días como estos, la mayoría de los adolescentes se juntaban en sus casas para jugar con el agua y refrescarse para que el calor no se sienta tan pesado y también para divertirse un poco junto a sus amigos. pero, este no era el caso para estos dos adolescentes.

ambos decidieron ir a pasar unos días a la casa de verano que tenía la abuela del mayor a unos kilómetros de su residencia. cuando ash y eiji volvieron de estados unidos luego del accidente del rubio, se instalaron en la casa del pelinegro por al menos un mes. luego, el verano comenzó y la mujer mayor les ofreció quedarse en la casa en la cual casi siempre toda la familia okumura pasaba las vacaciones allí. 

los dos chicos se encontraban bajo la sombra de un gran árbol que estaba a un costado del campo repleto de girasoles. a unos pocos metros se encontraba la no tan pequeña choza en donde se habían hospedado estos días, pero la abandonaron unos instantes cuando notaron que el viento empezó a soplar fresco.

el rubio se había resistido cuando el japonés propuso tomar aire afuera, pero al ver los pucheritos que hacía con su rostro enfadado, no pudo resistirse más y accedió a la idea. y es así como ahora se encontraban echados a la par en el suave césped. de a ratos conversaban diversos temas y otros ratos solo abundaba el silencio entre ellos. el tranquilo silencio que permitía oir las respiraciones del otro y como el viento chocaba contra las hojas de los árboles.

eiji al empezar a aburrirse de escuchar el silencio, se reincorporó y decidió tomar la cámara que se encontraba a su lado para luego tomar fotos a los girasoles y a la flora que se encontrara a su alrededor. mientras tanto, ash lo observaba desde el césped con sus brazos detrás de la cabeza y una pierna descansando encima de la otra. le gustaba observarlo al pelinegro haciendo lo que le gustaba, por cierto, casi siempre lo miraba cuando tomaba fotos. de tanto hacerlo, se había dado cuenta que cuando estaba concentrado mirando a través del lente, fruncía los labios. le daba ternura aquél gesto.
el japonés dió media vuelta para observar que estaba haciendo tan silenciosamente su amante, y al hacerlo se dio cuenta que simplemente lo estaba observando, admirando en silencio. fue vergonzoso encontrarse con aquellos ojos verdes. tan vergonzoso que se sonrojó como si nunca antes lo hubiesen mirado así. inmediatamente miró para otro lado e hizo de cuenta que seguía tomando fotos. ash al ver tal acción rió por lo bajo y pensó en molestar al otro.

—¿que pasa? ¿mi rostro es demasiado atractivo que te sonrojas al verlo?— con una sonrisa pícara le dirigió aquellas palabras burlonas al contrario. el de ojos oscuros dirigió su mirada al que se encontraba en el césped y lo observó con un pucherito nuevamente.

—c-cállate. sabes que s-— y fue allí cuando sus palabras fueron interrumpidas al ver una mariposa revoloteando alrededor de ash. el insecto captó la vista de ambos cuando este reposó sus alas azules en la hermosa nariz de ash.—¡sh! ¡quedate quieto, no la estorbes!— hizo zoom en su cámara y apunto al rostro de su amado con la pequeña mariposa descansando en la punta de su nariz. con una sonrisa pintada en su rostro, comenzó a sacar montones de fotografías.—¡saca esa cara de enojado! ¡sonríe para mí!— el americano revoleó sus ojos con una mueca en sus labios para luego otorgarle una sonrisa sincera a su amante.

¡por dios! ¿quien diría que una simple y bella sonrisa le podría provocar un alboroto dentro suyo? solo la sonrisa de aslan podía generar aquella hermosa sensación en eiji. atesoraría esa escena por el resto de sus días.

—me está haciendo cosquillas, ¿ya la puedo espantar?— ash conteniendo la risa preguntó.

—¡espera! al ver una mariposa azul tenemos que pedir un deseo.— eiji dejó la cámara colgando en su cuello para luego juntar las manos y pedir un deseo con sus ojos cerrados. abrió apenas un ojo para ver si ash también lo estaba haciendo, y al darse cuenta que el rubio lo miraba confundido decidió regañarlo.—¡vamos apúrate, pide un deseo!

el ojiverde aún con la mariposa en su nariz, cerró los ojos y pensó en el deseo que iba a pedir. pero, ¿que más podía pedir? él ya lo tenía todo. era amado y esa persona no pedía nada a cambio, los que lo lastimaron ya obtuvieron su castigo, ahora vivía junto a su amante y disfrutaba cada día junto a él. después de 18 años, sintió por primera vez la libertad y felicidad. estaba contento de llevar a cabo una vida “normal” rodeado de personas buenas que brindaban amor y buenas energías. él deseaba nada más y nada menos que seguir al lado de eiji y disfrutar de esta nueva vida.

“deseo que el destino nunca nos separe.”

el japonés abrió nuevamente sus ojos luego de terminar de pedir su deseo. dirigió su vista a ash quien todavía seguía mirando para adentro. el nipón se preguntaba que es lo que estaba deseando el otro. una lágrima rodó por la mejilla del rubio y la mariposa voló otra vez revoloteando sus alas hasta el campo de girasoles para luego perderse en ellos. el mayor se sorprendió al ver tal lágrima saliendo del muchacho. ash al instante cubrió su rostro con su ante brazo y quedó derramando gotas saladas en silencio. eiji caminó hasta su lado y se recostó junto a él mirando al cielo, dándole tiempo al contrario para que cuente si quiere que es lo que estaba pasando.

—que egoísta fuí al pensar dejar este mundo. si tú no hubieses estado para mí, yo probablemente no iba a lograr nada de todo lo que hice. gracias a ti estoy aquí. gracias a ti decidí quedarme, porque sabía que siempre ibas a estar a mi lado.— el pelinegro quedó asombrado al escuchar esas palabras. sus ojos se llenaron de lágrimas al oír la primera oración que salió de la boca del rubio, pero las contuvo porque no iba a servir de nada que ambos comiencen a llorar.

—estoy feliz de que estés junto a mí. gracias por recordar en ese momento mi promesa.— eiji acercó su cuerpo al contrario y rodeo delicadamente con sus brazos al menor. apoyó su cabeza sobre su pecho y quedó escuchando los latidos de su corazón, amando ese sonido y agradeciéndole al destino de que aún sea capaz de escucharlo.— ¿sabes que? deseé que el destino nunca nos separe, y que la vida nos llene de amor y felicidad ¡ah! y por supuesto, salud.— con una sonrisa confesó cual fue su deseo. ash se sorprendió cuando dijo exactamente las mismas palabras que él en su interior.

—los deseos no se cumplen cuando los dices en voz alta ¿sabes?— sacó su brazo de su rostro y limpió la pequeña lágrima que antes había salido.

—¡que americano negativo eres! lo dije porque estoy seguro de que nuestras vidas a partir de ahora serán distintas. obviamente de una buena manera, ¡así que si vienes a amargarnos la vida con tu negatividad te mando de una patada a estados unidos de vuelta!— el tez pálida estalló en risas al escuchar el mal inglés del otro y como luego de esto murmuraba groserías en japonés.

ash dio media vuelta hasta quedar frente a eiji. el último nombrado, quien anteriormente estaba sobre el torso del americano, hundió su rostro en el pecho del otro, inhalando el aroma que desprendía la camisa de ash. el menor rodeó entre sus brazos al mayor y lo apretó con fuerza, con miedo de que en cualquier momento se esfumara.

y así ambos quedaron en una tarde de verano en izumo. abrazados bajo la sombra de un árbol gigante, envueltos por el viento fresco y respaldados en el suave césped. disfrutando cada segundo la compañía del otro.

himawari. | asheijiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora