~ Capitulo 12. ~

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Tú mano y la mía encajaban perfectamente, eso lo podíamos ver, pero tanto como podíamos ver qué encajaban, lo que no estaba nuestra vista era lo más importante y era que nuestras almas a parte de encajar, estaban hechas la una para la otra, estaban destinadas a ser solo una y era algo que aunque no pudiéramos ver, sabíamos que era así.

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